INJUSTICIA| CALIFICAN EL CASO COMO EL MAYOR ATENTADO A LA DIGNIDAD HUMANA VISTO EN BRASIL.
Marcos Mariano da Silva recibirá 930 mil dólares tras purgar una condena sin saber por qué; el hombre se quedó sin familia, está ciego y padece tuberculosis.
EFE
Brasilia.- La justicia condenó al Estado brasileño a pagarle una indemnización de dos millones de reales (unos 930 mil dólares) a un hombre que estuvo injustamente recluido en un presidio durante trece años.
El fallo fue emitido en última instancia por los miembros del Superior Tribunal de Justicia, en Brasilia, informó la corte en su página en Internet.
Los magistrados fallaron a favor de Marcos Mariano da Silva, que fue detenido en junio de 1985 sin ningún motivo ni cargos en su contra y estuvo recluido en una prisión del estado de Pernambuco (nordeste) hasta agosto de 1998, cuando sus abogados presentaron un recurso de hábeas corpus.
Da Silva fue encarcelado cuando tenía 37 años, estaba casado y tenía once hijos, y liberado con 50 años, abandonado por su familia y con tuberculosis y ciego.
Los miembros del tribunal, por unanimidad, reconocieron la "extrema crueldad" a la que el hombre fue sometido por las instituciones públicas, pero sólo le concedieron como indemnización la tercera parte de los seis millones de reales (2.8 millones de dólares) solicitados por sus abogados.
La sentencia calificó el caso como el mayor atentado a la dignidad humana visto por la sociedad brasileña.
Según el abogado de Da Silva, José Afonso Braganza, la inocencia de su cliente apenas comenzó a ser discutida por las autoridades cuando una nueva dirección del presidio Aníbal Bruno, en la ciudad de Recife, realizó una revisión de todos los procesos de los condenados y descubrieron la injusticia.
El abogado explicó que su cliente fue detenido sin acusaciones ni proceso y recluido en un presidio sin haber sido condenado ni haber obtenido derecho a la defensa.
"El simplemente fue olvidado en la cárcel, en donde quedó ciego y fue sometido a los más diversos tipos de humillación moral", afirmó.
Agregó que Da Silva perdió la visión en la cárcel luego de que astillas de una bomba casera lanzada por un grupo de presos amotinados se incrustaran en sus ojos.
En algunas ocasiones Da Silva llegó a ser recluido en régimen de máxima seguridad, sin derecho a ver el sol, tras haber sido acusado de participar en rebeliones.
"Ese hombre murió y asistió a su muerte en la cárcel. Lo peor es que no tuvo derecho ni al período de luto", afirmó el magistrado Teori Zavaschi, uno de los miembros del tribunal, al justificar su voto a favor del querellante.
"Imaginen la injusticia que se practicó con los hijos que crecieron con la imagen de un padre presidiario", agregó el mismo magistrado.