Francisco I. Madero, Coah.- Al ver las casas vacías, donde los sueños emigraron tomando un rumbo distinto al de quienes las habitaron, el panorama de algunos hogares es quizá la imagen de casas que evocan a un pueblo fantasma. Primero se fueron ellos, los hombres de la casa, luego las familias completas.
En esta ciudad gran cantidad de paisanos visitaron a sus familias durante las fiestas decembrinas, sin embargo, en unos días volverán a tierras estadounidenses para cambian el sudor de su frente por dólares. En otros casos, la soledad de las mujeres que se quedan a cuidar de sus hijos hacen que decidan seguir a sus esposos. Otras se quedan un tiempo pero si a quien está lejos comienza a irle mejor logran cambiar de domicilio hacia poblados con mayor cantidad de habitantes o incluso a la ciudad.
Cerca de algunos ejidos pertenecientes a este municipio, principalmente rumbo a Acatita, se ubican varios poblados pequeños, formados sólo por unas cuantas casas, sus dueños en ocasiones se desesperan y buscan salir de la pobreza en la que viven sumergidos, es entonces cuando abandonan el hogar y poco a poco estas comunidades quedan despobladas.
En los costados de la carretera puede verse a los pocos que quedan llevando a unos cuantos animales a pastar, las vacas lucen flacas y el pasto silvestre es poco, como pocas son las esperanzas que tienen de mejorar las condiciones en las que viven.
?Lo único que puede uno hacer es irse a trabajar al otro lado, son los muchachos los que deben de aprovechar si quieren hacer algo y salir de esto?, dice Pablo Ramírez, un hombre de 65 años de edad que suele caminar por la deteriorada carretera a Lequeitio. En su andar se denota el cansancio y en sus ojos su vista parece nublada cuando habla de los Estados Unidos, en el campo no hay trabajo y en las maquilas se gana poco, para muchos el irse de su tierra es la única manera de escapar de la miseria dejando todo atrás.