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López Tarso recibirá hoy un homenaje

El Universal-AEE

MÉXICO, DF.- Ignacio López Tarso. ?¡Imagínate! El patriarca de nuestra familia artística?, resume Angélica Aragón con tan buen tino, que suena a título para una biografía. ?Nacho fue mi maestro en el escenario... ¡caray!, ?aventarle la pelota? y que te la regrese es una delicia.

?Recibí sus clases en cada función?, recalca Héctor Bonilla, mientras ?lamenta profundamente? que no podrá asistir al homenaje que se le rendirá hoy a su maestro en el Palacio de Bellas Artes.

?Sí, Nacho (y lo digo con cariño porque es una figura representativa en mi carrera como actriz) se merece este homenaje, porque fue de los primeros en teatro, en cine y en televisión?, dice Julieta Egurrola, cuya generación de actores vio desde que eran niños a Nacho en las puestas clásicas que se montaban en Bellas Artes con Augusto Benedico, Ofelia Guilmáin y María Teresa Rivas.

?Talento teatral en toda la extensión de la palabra?, asegura con conocimiento de causa el productor Morris Gilbert, con quien trabajó en Nosotros los López, montaje en el que compartía créditos con Marga López en el teatro Hidalgo?.

Carmen Montejo trabajó con él en aquella compañía que surgió de la añorada escuela teatral de Bellas Artes, donde se montaba lo mismo La Celestina que Macbeth. El tiempo, que a veces tiene rasgos de justicia poética, los reunió durante la entrega de los premios del Auditorio Nacional en 2005.

Montejo cuenta que se miraron. Ella venía apoyada en un bastón y él, fuerte, como ha sido siempre, se paró junto a ella. El jurado había decidido otorgarle un premio honorífico a ambos por su trayectoria. Lo recibieron. Y entonces se dieron un beso en los labios. ?Sí, nos queremos mucho?, dice Carmen Montejo.

Héctor Bonilla formó parte de las últimas generaciones de esa escuela de Bellas Artes.

?Ya no tuve la suerte de que Nacho me diera clases. Ya se había salido, porque comenzaba a tener mucho éxito en cine, teatro y televisión, pero compartí el escenario muchas veces. Ahí aprendí básicamente (en esta vida que es tan breve y efímera) el deleite en la convivencia del escenario. Te repito, fue mi maestro?.

Ofelia Guilmáin también puede contar una anécodta póstuma desde las páginas de su biografía El Retablo Rojo, publicada un año después de su muerte.

Página 220. Caminaban por aquella ciudad dominada por el regente Ernesto P. Uruchurtu. Era de noche y todo estaba cerrado, pero ellos tenían hambre. Se metieron en una fiesta de XV años. El bailó con la quinceañera y dedicó unas palabras a la festejada.

Guilmáin dice en el libro: ?Una vez que terminamos de cenar y beber, nos pusimos de pie, agradecimos a la concurrencia y la gentil invitación de señor don... papá y salimos en medio de una ovación?.

?Sí -dice el productor Morris Gilbert-, es muy duro, porque es un profesional; no es alguien que frivoliza la actuación?.

Basta recordar que montó ?Bodas de sangre? bajo la dirección de la legendaria Margarita Xirgu, colaboradora y amiga de García Lorca.

Entonces, Héctor Bonilla tiene razón: ?Hay que pensar lo que representa Nacho para quienes amamos el teatro. Quizá haya algunos actorcetes y gente que vive del escándalo, para quienes seguramente no representa gran cosa. Pero definitivamente hay un gran sector de la sociedad que lo apreciamos y estamos muy contentos por su homenaje?.

Su fama de duro trasciende el escenario. No hay que olvidar que fue diputado federal por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y dirigente nacional de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) en los 80.

Evangelina Elizondo (que actuó con él en la cinta ?Días de otoño?) lo vivió: ?Es un gran actor y como dirigente lo hizo bien durante su mandato. Pero en las asambleas más recientes fue invitado por el actual dirigente, Juan Imperio, y ahí López Tarso me veía con ojos de pistola, porque yo denunciaba las irregularidades de los dirigentes?.

Y Elizondo explica: ?Tengo la impresión de que él piensa que los demás debemos aceptar sus imposiciones, como un acto reflejo a su innegable talento?.

?Lo mejor del homenaje -piensa Héctor Bonilla-, es que será en vida. Cuando ya se lo lleva a uno la fregada, ¿para qué quieres homenajes??.

?Nacho -dice Egurrola- se merece estar parado ahí en el escenario de Bellas Artes para su homenaje. Siempre es mejor en vida?.

Así que Ignacio López Tarso entrará al Palacio de Bellas Artes, igual que lo hacía en los años 40, cuando asistía a sus clases de teatro en el tercer piso. Seguramente pensará lo que ha dicho tantas veces: ?Es una lástima que ya no se haga teatro en el Palacio de Bellas Artes?.

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