El Siglo de Torreón
Gómez Palacio, Dgo.- Tres caídas que le fracturaron la espalda, fueron la causa por la que Fidel Torres Mendoza, de 68 años, cambiara los ladrillos y obradores por un carro de mulas repleto de verduras.
Con una cachucha color amarillo, Fidel trata de cubrir sus ojos, los cuales se han vuelto pequeños al pasar de los años.
Una mujer de avanzada edad, lo ha detenido para comprar un poco de verdura. Ahí, mientras su primer cliente escoge lo mejor, el comerciante relata como ha sido su vida.
Fidel cuenta que antes de sus caídas, su vida era diferente, pues entonces contaba con un sueldo seguro y su esposa se encontraba bien de salud.
La primer caída, según recuerda, fue de una altura aproximada a los siete metros, la cual no le impidió seguir trabajando como ladrillero. La segunda tampoco, ?me caí de un barranco de seis metros?, dice.
Pero la tercera sería el fin de su profesión como ladrillero. ?Caí de una altura de aproximadamente cinco metros, pero me destroce la columna vertebral?, comenta Fidel.
Su poca preparación, pues no sabe ni escribir, ni leer, lo obligaron a buscar nuevas opciones de trabajo, las cuales jamás encontró.
Fue hasta que uno de sus hermanos, le dio de regalo un carro de mulas y un burrito, ?fue como en los 80?s y desde entonces es mi fuente de trabajo?, platica.
Aunque las ventas no son muy buenas, Fidel asegura que obtiene por lo menos para comprar tortillas y frijoles, ?pues las papitas y el chilito, lo sacamos de lo que vendo?, dice.
La situación económica no es lo que entristece a Fidel, si no la salud de la que por años ha sido su compañera, quien se encuentra postrada en una cama sin poder mover la mitad de su cuerpo.
?Como en el Seguro no le hacen nada, estuve ahorrando durante dos meses para poder pagarle a un especialista para que le haga unos estudios?, dice, ?espero que todo salga muy bien?.
Luego de un suspiro, Fidel asegura que lo mejor que ha obtenido de su trabajo, es la gran cantidad de amigos, ?y ser mi propio jefe?, dice con una sonrisa en su rostro.
