“Un banquero es un señor que te presta su paraguas cuando hace sol pero que quiere se lo devuelvas en el momento en que
empieza a llover”. Mark Twain
Acapulco, Guerrero.- En otros tiempos, el gran tema de preocupación en las convenciones bancarias eran las pérdidas. Hoy parecería que el problema son las utilidades.
Apenas unas 600 personas participan en la 69 convención bancaria que se está llevando a cabo en Acapulco. Pero, cómo decirlo, son las 600 personas que tienen que ser: los ejecutivos y funcionarios más importantes de la actividad bancaria de nuestro país.
Los recuerdos de la quiebra de 1995 y el difícil rescate de los años subsecuentes se han desvanecido. El rendimiento sobre el capital, que en 2001 se encontraba en menos del diez por ciento, se está acercando ya al 20 por ciento. Los bancos mexicanos están experimentando uno de sus mejores momentos en la historia.
Pero no sólo está aumentando la rentabilidad, sino también la calidad de esa rentabilidad. En 2005 se redujeron en un 72 por ciento las tenencias de bonos IPAB (antes Fobaproa) que durante años fueron el artificial sustento de las utilidades de los bancos. Conforme ha disminuido el premio que ofrecían, se ha incrementado el incentivo para reemplazarlos por instrumentos de mercado. Esto significa que los bancos ya pueden andar con sus propias fuerzas, aunque conforme se retiran los bonos del IPAB se extingue la última posibilidad de revisar el rescate bancario de los años noventa.
Las comisiones por transacciones siguen siendo un factor muy importante en la rentabilidad del sistema financiero. Pero poco a poco los bancos están regresando a su primigenia e indispensable labor en la economía: recibir recursos del público y prestarlos a personas y empresas.
Los créditos al sector privado no bancario aumentaron en 2005 en un 27 por ciento. Es un crecimiento más que saludable. Especialmente vigoroso fue el aumento de 79.8 por ciento en los préstamos para vivienda. Esto ha permitido que la construcción de vivienda se convierta en uno de los pocos puntos brillantes de una economía nacional que está creciendo con dificultades y explica por qué uno de los pocos sectores de la economía que está generando empleo formal es la construcción.
También se ha incrementado de manera muy vigorosa el crédito al consumo. Éste se elevó 46.5 por ciento en 2005. Las tarjeras de crédito, que hace algunos años se convirtieron en verdaderas trampas mortales, han gozado de un notable renacimiento en nuestro país.
El punto menos positivo es el del crédito a las empresas. Éste creció el año pasado siete por ciento, mucho menos que los otros rubros. Las explicaciones son varias. Marcos Martínez Gavica, presidente de la Asociación de Bancos de México, me explica que se trata de un mercado más maduro que no ofrece tantas oportunidades de crecimiento. Pero otros banqueros me dicen que, además de eso, las pequeñas y medianas empresas son menos cumplidas en el pago que las personas físicas. Esto hace que haya una menor disposición a prestarles dinero.
Hay otras claves para el actual momento de la banca. Una de ellas es que la cobranza está caminando bien. Según Martínez Gavica la cartera vencida de la banca mexicana es ahora de apenas dos por ciento: lejos han quedado los tiempos de morosidad de 25 por ciento o más. Con una capitalización que en todos los casos es superior al ocho por ciento de los préstamos, la banca mexicana no tiene problemas. Un factor adicional es la estabilidad financiera que se ha logrado en nuestro país después de varios años de políticas macroeconómicas sanas.
La banca tiende naturalmente a prosperar cuando los precios y las tasas de interés son bajos y previsibles.
Algunos comentaristas en los medios de comunicación piensan que hay algo de obsceno en el hecho de que los bancos estén teniendo utilidades. Les parece terrible que si los contribuyentes pagaron cientos de miles de millones de pesos para rescatar el sistema bancario hace algunos años, los bancos estén ahora teniendo utilidades importantes.
Pero no olvidemos que los bancos que quebraron en los noventa no son los mismos de ahora. Con excepción de uno, todos los demás tienen ya nuevos dueños. Pero además al país le conviene tener una banca fuerte sin la cual es imposible construir una mayor prosperidad.
Viendo hacia el futuro, el gran reto hoy es cómo aumentar la “bancarización” de México. Nuestro país sigue teniendo un nivel muy bajo de servicios bancarios. Esto deteriora el ahorro y la inversión productiva. En lugar de pensar en castigar a la banca, debemos buscar formas de fomentar su desarrollo. Si no lo hacemos, las posibilidades de crecimiento del país seguirán tan limitadas como ahora.
MICROCRÉDITOS
El microfinanciamiento es un instrumento extraordinario para ayudar a la gente a salir de la pobreza. No se trata de dar subsidios sino de otorgar préstamos a tasas comerciales a quienes de otra manera no serían sujetos de créditos. Nancy Barry, presidenta del Banco Mundial para la Mujer, afirma que los pobres -y las mujeres en especial- son deudores más cumplidos que el promedio. Y que si se les otorgan créditos, los utilizarán para construir una prosperidad de manera sana y sustentable.
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