No, no se le da ocultar las cosas. Su natural franqueza está por delante de cualquier interés en que no se sepan aquellos asuntos que quiere mantener en secreto de un Gobierno que ineluctablemente se aproxima al final. En pocas palabras no es bueno para decir mentiras. Si hubo la impresión de que prometió y no cumplió, la verdad es que, es de creerse, que cuando hizo la promesa estaba en la mejor disposición de llevar adelante sus buenos propósitos. Los imponderables, quizá, le impidieron hacer honor a su palabra. La interpretación que surge de los hechos, tal cual son conocidos por la comunidad, es distinta de las que hace el gobernante. Si hacemos memoria de cuando ordenó retirar el retrato al óleo del presidente Benito Juárez de la casa de Los Pinos no le importó lesionar sentimientos de gran parte de la población, que tiene en el originario de Guelatao a un insigne mexicano dadas sus raíces indígenas que lo hacen tan nuestro y su apasionada defensa del territorio nacional ocupado por las fuerzas intervencionistas de Napoleón III en el siglo XIX.
El que Evo Morales, presidente electo de Bolivia, no le caiga bien y no lo disimule, es clásico en su manera de representar a este país en sus relaciones con otros países. Tiene Evo tres características que lo hace repelente a los ojos de Fox. Es indio, cuyo color de piel lo hace fruncir la nariz, aquél es un defensor del patrimonio nacional -dígalo sino su reiterada oposición a que empresas transnacionales hicieran jugoso negocio con el gas Boliviano- y no es bien visto por el Gobierno de Washington por sus ideas izquierdistas. Esto último lo convierte en un recalcitrante enemigo de gobernantes que cojean de la misma pata que el inquilino de la Casa Blanca. Trae un pleito casado con el soldado golpista y pésimo cantante Hugo Chávez donde choca en pared por que éste no necesita mucho para aceptar una reyerta. Tuvo un intercambio agrio con el presidente de Argentina en reunión que tuvo lugar en Mar del Plata. Más temprano que tarde habremos de ver cómo reacciona ante el triunfo en Chile de la socialista Michelle Bachelet. Aquello de comes y te vas, dirigido a Fidel Castro el hombre fuerte de Cuba, demuestra que las relaciones en el exterior no dependen de los postulados internacionales, que han distinguido a nuestro país, si no del talante de un gobernante peleonero que no quiere darse cuenta de que es Jefe de Estado y no dueño de una factoría llamada México, donde puede dejarse llevar por sus jugos gástricos.
En las últimas semanas se ha dejado fotografiar teniendo a un lado a grupos de aborígenes con lo que pretende dejar constancia de que se preocupa por los problemas de las comunidades indígenas de nuestro país. La realidad es que en otras circunstancias no serían aceptados en su mesa. Es una puesta en escena aprovechando para asegurar que México camina hacia la grandeza que tuvo con Benito Juárez. Aún se escucha el coro de diputados gritando fuertemente el nombre del Benemérito en respuesta a la actitud Foxista de sacarlo de la casa que iba a habitar y el presidente parado en el estrado frente al micrófono diciendo si, si, si Juárez, en repetidas ocasiones con un sentido de a cómo dan la lata.
Sientan a los habitantes de municipios de presencia indígena a su lado queriendo dar la impresión de estar a gusto, tan es así que en su última gira por Oaxaca prometió agua potable, electricidad e instituciones de salud. ¿Cómo sentiría usted, en pleno siglo XXI, careciendo de esos servicios elementales? La mera verdad es que su presencia al lado de los aborígenes obedece a las mismas motivaciones de los turistas extranjeros que quieren llevarse una foto del recuerdo para exhibirlos como preciosas curiosidades de un mundo que responde al interés de los antropólogos. Estos, señalándolos despectivamente, aún viven en la edad de piedra.
Al agradecerle la visita, el presidente municipal de un municipio de esa entidad, le dijo a Vicente Fox, esta usted donde están los pobres más pobres, en la tierra donde no existen salarios mínimos. En efecto, obtienen por sus servicios, coser balones o tejer sombreros de paja, lo que les quieran pagar. Los problemas no se resuelven de la noche a la mañana, contestó el Ejecutivo, declarando no poseer una varita mágica. Ese municipio ocupa el sexto lugar en la lista de los más marginados del país. Cabe decir, que después de casi seis años de gobierno se encuentra con que el país de maravillas no es tal si uno se atreve a asomarse a la miseria de los más desheredados de la fortuna.
Lo único que lo salva de la responsabilidad es que ese mundo le es ajeno. Para la foto, la única condición es que los anfitriones se vistan como si vivieran en un mundo de abundancia y calidez humana, cuidando que no se asome ningún desarrapado. El Presidente, está seguro de que su presencia en esos lugares es suficiente para que no sientan el olvido en que se hayan. Después de todo es un hombre sincero que cree en lo que hace. Aunque a veces deja que sus asesores lo lleven por los caminos empedrados de una demagogia simplona.