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Los cubanos no pasan

Adela Celorio

“Ustedes no pueden pasar” dijo el guardia del hotel y la escultural morenaza y su acompañante se retiraron sin chistar.

No me lo contaron, lo viví en La Habana donde los cubanos no tienen derecho de entrar como clientes a hoteles ni a restaurantes.

No pueden ni siquiera acceder a las tiendas donde venden sus finísimos puros o el ron que ellos mismos producen porque en Cuba hay muchas cosas reservadas sólo a quienes pagan con dólares.

Desconozco los intríngulis de nuestra política exterior y como ser elemental que soy, entiendo mejor las relaciones entre trabajo y comida, autosuficiencia económica y autonomía, educación y libertad.

Tal vez por mis elementales entendederas, me confunde que frente a la preocupación que debe causarnos la aprobación del Congreso de Estados Unidos al proyecto de construir una valla de mil kilómetros para proteger su frontera del flujo de emigrantes mexicanos, que ante los abusos de la perrísima patrulla fronteriza y el perversos negocios que hacen los “polleros”, con nuestra gente que ante el pendiente que tiene nuestro Gobierno de promover la regularización de los tres millones de mexicanos indocumentados que en una legítima reconquista han decidido quedarse a vivir en Estados Unidos; nos permitamos que las relaciones, históricamente rasposas con el Gobierno de Estados Unidos, se deterioren aún más por asuntos como el “affaire Sheraton”.

Me gustaría que alguien me explicara por qué, si existen varios cientos de hoteles en México, D.F, la delegación cubana eligió hospedarse precisamente en el Sheraton que por pertenecer al más odiado de sus enemigos políticos, según mi lógica cebollera, deberían repudiar.

Por otra parte, si yo fuera cubana, ni loca me metería en un Sheraton donde sé de antemano que no hay Ley que impida que me discriminen y me expulsen, costumbre como antes dije, frecuente en Cuba y por qué no reconocerlo, también en México.

Y que nadie me venga con el cuento de que la Administración del Sheraton -en nombre de la Ley Helms-Burton- ha vulnerado nuestra autonomía, porque la más vergonzosa e impune violación a nuestra autonomía la hicieron los Gobiernos que durante setenta y un años saquearon nuestro país y nos dejaron una deuda externa que nos tiene de rodillas ante los acreedores casi siempre extranjeros.

Que nadie me diga que no vulnera nuestra autonomía la arbitraria clausura de una empresa hotelera que desde hace muchos años opera en nuestro país dando empleo a muchos mexicanos, además de la alarma que eso significa para la inversión extranjera de la que tanto depende nuestra economía.

adelace@avantel.net

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