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Los emergentes/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“La competencia es dolorosa, pero produce grandes resultados”.

Jerry Flint

Es verdad que la economía mexicana tuvo un desempeño razonable en 2005. El producto interno creció 3.3 por ciento en el tercer trimestre y se espera que esta misma cifra termine por registrarse para todo el año. Pero si vemos los datos de la revista británica The Economist, la cual mantiene un seguimiento semanal del desempeño de las principales economías emergentes, nos daremos cuenta que México ocupa el lugar 26 de 27.

Las cifras del tercer trimestre de 2005 están ahí. Venezuela tiene el crecimiento más alto entre las 27 economías emergentes más importantes del mundo, con 9.8 por ciento sobre el mismo periodo de 2004, pero como consecuencia de un rebote después del desplome de los primeros años de Gobierno de Hugo Chávez, antes que los altos precios del petróleo rescataran al caudillo bolivariano. En los siguientes lugares están China con 9.4 por ciento, Argentina -también en recuperación después de su crisis de 2001 a 2003- con 9.2, Pakistán con 8.4, Hong Kong con 8.2 y la India con 8.0 por ciento.

De hecho, virtualmente todos los países emergentes tuvieron en 2005 un excelente año, en buena medida como consecuencia de los altos precios de las materias primas y las bajas tasas internacionales de interés. Singapur creció 7.7 por ciento en el tercer trimestre, Perú 7.2 por ciento, Rusia y Turquía siete por ciento cada una. La lista coloca a muchos otros países delante del nuestro: Colombia tiene 5.8 por ciento, Chile 5.2 por ciento, la República Checa 4.9 por ciento y así sucesivamente.

En el fondo está México, que tuvo la ya citada expansión de 3.3 por ciento entre julio y septiembre de 2005. Detrás de nosotros se encuentra solamente Brasil, que apenas alcanzó un crecimiento de uno por ciento. Somos la triste cola de una línea de países que, para salir del subdesarrollo, necesita un crecimiento de cuando menos cinco por ciento al año.

En todo esto hay un mensaje para el Gobierno de México y para los aspirantes a los principales cargos de elección popular del país. Es verdad que 2005 fue un año razonablemente bueno para nosotros, pero estuvo muy por debajo de lo que podríamos haber esperado de un momento en que gozamos de condiciones tan ventajosas como las que tuvimos.

En 2005 tuvimos récords de ingresos petroleros, con 26 mil millones de dólares, de remesas de mexicanos en el exterior, con 20 mil millones, y de ingresos turísticos, con 12 millones. Los demás países emergentes aprovecharon las circunstancias para obtener crecimientos muy saludables. Pero nosotros hemos tenido que contentarnos con un precario 3.3 por ciento.

El problema no es sólo de 2005. México ha tenido un crecimiento decepcionante, de menos de dos por ciento anual, en los primeros cinco años de Gobierno de Vicente Fox. Nos hemos convertido en los hermanos rezagados en la comunidad de países emergentes con los que competimos en el mundo. China está registrando tasas sostenidas de expansión de ocho por ciento anual, India del seis por ciento o Chile del cinco por ciento.

En algunos círculos políticos y empresariales mexicanos hay una gran satisfacción por los resultados de 2005. Y sí, el crecimiento de 3.3 por ciento contrasta positivamente con la crisis de 1995 o con el estancamiento de los tres primeros años del sexenio. La inflación, con un satisfactorio 3.3 por ciento, es por primera vez más baja que la de Estados Unidos. El peso se fortaleció frente al dólar y frente al euro. Las reservas internacionales alcanzaron su nivel más alto de la historia. La Bolsa Mexicana de Valores subió 38 por ciento en pesos y 44 por ciento en dólares. Hasta el 15 de diciembre se crearon 762 mil empleos formales registrados en el Seguro Social.

Sólo cuando comparamos nuestras cifras con las de otros países emergentes nos damos cuenta que no estamos avanzando lo suficiente. 2005 fue un año excepcionalmente bueno para casi todas las economías emergentes. Nosotros, con nuestro crecimiento de 3.3 por ciento, nos quedamos muy por debajo de la norma.

Un trimestre no hace verano, por supuesto. Pero si examinamos el desempeño de mediano y largo plazo de las principales economías emergentes nos daremos cuenta que algo estamos haciendo mal. No es que estemos a punto de sufrir un desplome como el de 1982 o el de 1995. La economía mexicana seguirá avanzando en los próximos años a un ritmo pequeño pero sostenido. Ayuda el que tengamos salarios bajos que atraen determinados tipos de inversión. Pero si nuestro sueño es tener una economía con rápido crecimiento, que pueda pagar sueldos adecuados a nuestros trabajadores, olvidémoslo. Esto sólo se logra con crecimiento rápido y aumentos sostenidos de la productividad. Y eso es algo que, al contrario de muchos países emergentes, no estamos consiguiendo.

MERCADO DE VEHÍCULOS

La producción de vehículos de motor en México se ha recuperado. Aumentó 6.6 por ciento en 2005 para llegar a una cifra récord de 1.6 millones de unidades. En el mercado nacional el aumento fue mediocre, de tan sólo 3.3 por ciento, para llegar a un nivel de 1.1 millones de vehículos vendidos al público. La exportación, sin embargo, subió 8.4 por ciento, para alcanzar 1.2 millones. Las importaciones de vehículos también han aumentado, especialmente las de autos usados.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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