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Los mayas, más allá del Clásico Tardío

México, (Notimex).- Evidencias arqueológicas encontradas en los sitios mayas ubicados en la Bahía de Chetumal, en el estado de Quintana Roo, contradicen la teoría que refiere su decaimiento hacia el Clásico Tardío (800 a 1000 años d.C.), en respuesta a una degradación ambiental sufrida en la zona.

Por el contrario, demuestran una adaptabilidad a condiciones adversas que les convirtió en su momento en importante punto de comercio a nivel regional.

Para el arqueólogo Emiliano Melgar Tísoc, adscrito al Museo del Templo Mayor, la explotación y el uso de los recursos marinos -en un primer momento dentro la bahía y posteriormente fuera de ella- permitió su mantenimiento a través de una dinámica establecida con urbes nacientes del área maya, como Dzibanché y Kohunlich, y la interrelación con otros pueblos de Mesoamérica.

El investigador refiere que la superficie de estudio posee cerca 200 hectáreas, y abarca desde Río Hondo a la Laguna de Guerrero, y de la Laguna de Bacalar a la Bahía de Chetumal, espacio en el que se han ubicado alrededor de once sitios arqueológicos y entre los cuales destaca por su tamaño e importancia el de Oxtankah.

Mediante su trabajo titulado El aleph océanico de los mayas prehispánicos de Oxtankah. Complejidad de recursos marino-litorales en la costa oeste de la Bahía de Chetumal (Premio "Alfonso Caso" de Arqueología en la categoría de mejor tesis de licenciatura 2004), también brinda elementos que sustentan la hipótesis acerca de la escasa ocupación que tuvo ese lugar hacia la época de contacto.

Como parte del Proyecto de Investigación y Conservación del sitio arqueológico de Oxtankah, a cargo de la especialista Hortensia de Vega Nova, ha sido posible determinar que la mayor ocupación del mismo se dio durante el Clásico -aspecto que evidencia en parte su arquitectura- y rechazar así que haya sido la Chetumal de las fuentes históricas.

La edificación de tumbas hace pensar a su vez que fue al final de ese periodo cuando Oxtankah sube de categoría en coincidencia al estatus adquirido por las grandes urbes de Dzinbanché y Kohunlich.

De acuerdo al doctor Enrique Nalda se trata de un lapso en el que, contrariamente, debió observarse una "depresión" en los asentamientos de la Bahía de Chetumal por cambios medioambientales.

"Sin embargo, los vestigios encontrados apuntan hacia otro lado.

Para el Clásico Temprano (200-700 d.C.) se identifica una sola tumba y los bienes materiales, en el caso de las conchas, son locales, del Caribe", dijo.

"Mientras, hacia el Clásico Tardío, los gobernantes piden les traigan conchas del Pacífico, algunas de la especie spondylus princeps, y que permiten realizar piezas más grandes; además de obsidiana gris de los Altos de Guatemala y adornos elaborados en jadeita. Todo esto nos demuestra una transformación en el modo de vida de la zona", comentó.

Melgar Tísoc apuntó que el ascenso sociopolítico de Dzibanché y Kohunlich, permitió que Oxtankah y otros sitios se convirtieran -por su posición estratégica- en proveedores de bienes de prestigio para la clase gobernante de ambas ciudades mayas.

De esa manera viraron su dinámica luego que un ascenso en el nivel del mar (de un metro apróximadamente) producido en ese tiempo, les impidió ser auto-sustentables.

Esta situación también se observa en los sitios de la Bahía de Chetumal que se localizan en el territorio de Belice, uno de ellos es el de Sartenejas, el cual estuvo dedicado al comercio de pedernal y otros materiales, con asientos mayas en lo que ahora es Guatemala y Honduras.

"En la bahía, de lado mexicano, tenemos evidencia de pesca desde los primeros momentos de asentamiento y aunque es una actividad constante, ésta deja de ser la principal para el Clásico Tardío", adujo.

"Casi no se tienen arpones, ni anzuelos, no obstante que los primeros son necesarios para atrapar al manatí y estamos en su área.

Se le da preferencia al uso de la red, como lo demuestran las plomadas de red y se realizan corrales de piedra", subrayó.

Su menor salinidad gracias a la gran cantidad de agua dulce arrojada por los ríos Hondo y Nuevo, hicieron de la Bahía de Chetumal un lugar propicio para la pesca de mojarra de agua dulce y la producción de sal neutra por medio de la cocción y lavado de tierra, manifestó.

Por otra parte -continúa- el amplio sedimento que enturbia el agua, no permite la pesca a través de arpón, ni la generación de arrecifes de coral.

"Si éstos no crecen, tampoco sucede así con su ecosistema, de ahí que no existen concheros locales (acumulaciones de conchas). Por lo tanto, si los mayas de Oxtankah querían realizar adornos de concha típicos de lugares como Cancún o Cozumel, debían salir fuera de la bahía para llegar a la barrera de arrecifes, un trayecto total de 300 kilómetros", precisó.

Este esfuerzo provocó el aprovechamiento al máximo de los recursos, por ejemplo, transformando los desechos en martillos o raspadores. La manufactura de los objetos era local, pues se observa una estandarización en las tallas, y bien pudo ser en un taller o una sola zona productiva; incluso algunos objetos eran reutilizados, puntualizó.

Algunos de estos aspectos fueron corroborados con base en imágenes satelitales proporcionadas por la Agencia Espacial y Aeronáutica de los Estados Unidos (NASA); y fotografía área del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), así como de baja altura.

Melgar concluyó señalando que además de estas herramientas se utilizó microscopía estereoscópica y electrónica de barrido, para el análisis de las huellas de manufactura a los objetos de concha y su comparación a través de la arqueología experimental.

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