100 millones de videos han sido colgados en la Red por los internautas.
EL PAÍS
Madrid, ESPAÑA.- Un hombre navega por la Red en plena noche. Está chateando, porque busca desesperadamente relaciones virtuales. E incluso es posible que esté haciendo algo ilegal. Éste es el retrato robot del internauta a principios de los noventa, según explica entre risas Stewart Butterfield, el fundador de Flickr. En 2006, sin embargo, la percepción ha cambiado radicalmente porque los internautas ya no son sujetos pasivos que se sientan frente a un ordenador a tragarse contenidos ajenos. Ahora los producen, controlan y distribuyen ellos.
Es el triunfo de lo que los expertos llaman la web 2.0, una nueva generación de herramientas y servicios que permiten a los internautas compartir fotos, videos caseros, conocimientos, ideas o anécdotas. Los navegantes han colgado 100 millones de videos en Youtube y unos 150 millones de fotos en Flickr. Han creado 60 millones de blogs (páginas personales). Han participado en más de 1.5 millones de artículos en la enciclopedia Wikipedia. Han respondido a las dudas de más de 13 millones de usuarios en Yahoo! Answers. Y deciden qué artículos de la Red les gustan más en sitios como Digg o la española Menéame.
Y, además, los usuarios ejercen su recién estrenado poder. Han logrado que el prestigioso periodista Dan Rather dimitiera tras una campaña en su contra orquestada por bloggers estadounidenses. Han conseguido que El Koala lograra un contrato discográfico después de que su Opá se convirtiera en uno de los videos más vistos de Youtube. Y son responsables de que la Wikipedia, escrita por aficionados, sea tan precisa como la Enciclopedia Britannica, según un estudio de la revista Nature. Es, en fin y como decía una portada del semanario Business Week del pasado junio, ?the power of us?. El poder de los usuarios. La fuerza de la comunidad.
?Se ha producido un reequilibrio de poder?, explica José Manuel Cerezo, gerente de Análisis y Prospectiva de la Fundación France Telecom España. ?Antes, las empresas vendían y los usuarios compraban. Ahora, el usuario se ha dado cuenta de que tiene algo qué decir?.
Hay ya muchos ejemplos. Si se introduce la palabra ?Ikea? en la página de Google en España (google.es), el tercer resultado de la búsqueda remite a un artículo del blog Microsiervos, el más leído de España, titulado ?Ikea: cómo mienten a los clientes?. Un año después de que el autor escribiera ese texto, comentando una desagradable experiencia de compra en una tienda del gigante sueco, el artículo sigue estando en la misma posición en Google, y sigue generando comentarios. Y si se realiza el mismo experimento con ?Air Europa?, el cuarto resultado es un comentario del blog de Enrique Dans, profesor del Instituto de Empresa, donde se narra un desastroso viaje en avión a China.
?La web 2.0 significa, simplemente, un cambio en el esquema de relación entre cliente y empresa?, confirma Dans. ?Esa relación ya no es unidireccional, sino bidireccional. Los usuarios reaccionan, tienen voz propia, y la manifiestan. La web 2.0?, resume, ?ha introducido la conversación en las relaciones comerciales?. Es difícil medir el impacto que tiene sobre la imagen de una empresa el comentario de un usuario despechado, aunque es de suponer que su relevancia crecerá al mismo ritmo, al menos, en que lo hace Internet.
La eclosión de este nuevo fenómeno de la Red social se debe, en buena parte, a la extensión de la banda ancha, que ha permitido disfrutar de pesada información multimedia en cuestión de segundos. También se han creado decenas de herramientas de software que han facilitado la tarea de crear y compartir contenidos como fotos, videos o enlaces favoritos. Y los creadores de esos servicios (como Youtube, Flickr, Del.icio.us, Blogger o MySpace) han conseguido, a su vez, convertirse en personajes públicos, y en millonarios.
IDEAS EN COMÚN
¿Qué tienen en común los nuevos reyes de la web 2.0? Sus ideas no nacen de la ambición o de un claro modelo de negocio, nacen de la frustración. Los creadores de Youtube, por ejemplo, montaron su página Web tras intentar infructuosamente enviar el video de una fiesta a unos amigos. Los de Flickr, mientras, trabajaban en un videojuego online cuando crearon su sitio de intercambio de fotos, descubriendo, poco después, que la aplicación realmente interesante era ésa (y abandonando para siempre el juego). Y, además, son emprendedores que cuentan con esa actitud que Larry Page, cofundador de Google, ha descrito varias veces como de ?sana indiferencia ante lo imposible?. Intentan cosas, en fin, que el resto de la gente no intenta.
Son servicios que no han invertido ni un dólar en publicidad, sino que se han convertido en populares gracias al boca a boca o, mejor, el blog a blog. ?Conseguimos que hablaran de nosotros bloggers muy influyentes?, reconoce Butterfield.
En todo caso, el auténtico triunfo de estos servicios es que han conseguido que sus usuarios se sientan vinculados emocionalmente con ellos. Los internautas son fieles a estas herramientas porque les ayudan a compartir sus experiencias, a mantener y crear nuevas relaciones, o a conseguir reconocimiento de la comunidad y convertirse en una referencia.