Hablamos mal de la juventud. Decimos pestes de los jóvenes. Predicamos acerca de la pérdida de los valores, y vemos en el muchacho asesino, o drogadicto, o que maneja alcoholizado, el prototipo de la nueva generación.
No advertimos que los males que nuestra sociedad padece no son obra de jóvenes, sino de adultos.
Luego escuchamos las palabras reflexivas, llenas de humanidad, serenas, de Luis Donaldo Colosio Riojas, y encontramos en ellas un mensaje valioso de perdón, de comprensión, de amor que deja atrás todo rencor y todo odio.
Contrastamos esas palabras con las de los señores que detentan el poder o lo persiguen, y concluimos que por cada joven que extravió el camino hay muchos que pueden dar ejemplo de bien y de bondad, y que los adultos no actuamos como adultos cuando por un muchacho errado condenamos a todos los demás.
¡Hasta mañana!...