En una tumba humilde del pequeño cementerio de Abrego, el que sabe leer donde no hay nada escrito puede leer esto:
"Aquí, por fin, descanso.
Fui mujer, que era ser poco. Fui campesina, que era ser menos. Fui pobre, que es ser nada.
Amé a un hombre y él, quizás, me amó. Un año sí y otro no le dí hijos. Un año no y otro sí se me morían. Así, me quedaron sólo seis.
No hice pues en la vida otra cosa que amar a un hombre y tener hijos. También les di de comer y les lavé la ropa. También les mojaba los labios y la frente cuando ardían en calentura. También, cuando mis hijos morían, estaba junto a ellos y oí que con el último aliento me decían "mamá'. Ellos, que siempre me habían dicho "madre'. Mi marido también cuando murió dijo "mamá'. Pienso si acaso me lo diría a mí.
Como se ve, no hice muchas cosas en la vida.
Pero sé que si no fuera por mí y por muchas mujeres como yo la vida no podría seguir...''.
¡Hasta mañana!..