No sé si el recuerdo tiene ojos, o si es la mirada quien recuerda. Pero de cuando en cuando cuando voy por la vereda de la sierra miro al Terry ?o recuerdo al Terry- caminando delante de mí bajo los pinos.
Mi amado perro cocker, que se fue, nunca se ha ido. Me llenó de memorias en la vida, y esas memorias tienen ahora vida. Él fue mi perro y yo fui su señor, y entre señor y perro se forman eslabones que no saben de ausencia ni de olvido.
A mi edad uno sabe que la vida está hecha de recuerdos, y que en los recuerdos la vida vuelve a tener vida. Al ir por el sendero montañés yo miro al Terry y escucho su ladrido jubiloso, y sus ojos de agua mansa se vuelven ?vuelven- a mirarme. Entonces ya no estoy solo en el camino. El que tiene recuerdos no está solo.
¡Hasta mañana!...