El otro día a Diosito le dio por presumir y pintó un cielo como para bienal.
Venía yo por la carretera. Los celajes tenían tal belleza que me detuve a verlos, y a ver el sol occiduo, y el temprano lucero entre las nubes.
No sólo pinta cielos ese gran artista: también hace marinas mejores que las de Turner, selvas que dejan en desierto a las del Aduanero, paisajes de montaña más espléndidos y dramáticos que los de Atl.
Pero en esto de la pintura nunca falta un crítico.
Hay quien dice que al pintar todo eso, y con la maestría y perfección que muestra, Dios no hace mucha gracia: lo único que está haciendo es pintar una y otra vez su autorretrato.
¡Hasta mañana!...