Al candidato de la Alianza por México a la Presidencia de la República, Roberto Madrazo Pintado, nada le ha salido bien.
Primero, antes de ser el abanderado de la coalición de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Verde Ecologista de México (PVEM), tuvo que enfrentar los embates de su otrora compañera en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) priista, Elba Esther Gordillo. Los dimes y diretes, las descalificaciones mutuas, la propaganda antimadracista del magisterio, se sumaron a la imagen negativa que del candidato tiene gran parte de la sociedad, para que, al arrancar las campañas hace más de un mes, las encuestas lo colocaran en el tercer lugar, aunque a penas uno o dos puntos por debajo de Felipe Calderón Hinojosa, aspirante del Partido Acción Nacional (PAN).
Luego, el 24 de enero, durante uno de los primeros actos públicos realizados, Madrazo Pintado fue abucheado por estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Ese mismo día, Jorge Chávez Presa se reunió con empresarios de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) en representación del tabasqueño, pero al iniciar su participación, fue interrumpido por los asistentes, quienes le dijeron que con él no querían dialogar, sino con el candidato presidencial.
Hace una semana estalló el escándalo de la difusión de las conversaciones entre el industrial maquilador, Kamel Nacif Borge y el gobernador priista de Puebla, Mario Marín Torres, con la que se puso en evidencia una conspiración entre ambos para afectar a la escritora y periodista Lydia Cacho, quien, en el libro Los demonios del Edén involucró al primero con una red de pornografía infantil y violadores de menores. Políticamente, para el PRI representa un fuerte golpe que, evidentemente, afecta también a su candidato.
Por si fuera poco, ayer se dio a conocer el abandono de la campaña por parte de Bernardo de la Garza, ex aspirante del PVEM, quien había declinado a favor de Madrazo al darse la alianza entre sus partidos. La repercusión más importante de esta salida no está, obviamente, en el número de votos, sino en la imagen de debilidad que presenta la coalición.
Las encuestas ahora muestran que el abanderado verde-tricolor se ha quedado rezagado. Y aunque Roberto Madrazo Pintado no lo diga abiertamente, la silla presidencial se ve hoy cada vez más lejos.