EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Manifestaciones/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Hay un límite más allá del cual la tolerancia deja de ser una virtud”.

Edmund Burker

El martes fue la manifestación de un grupo de sindicatos que buscan la destitución del secretario del Trabajo, Francisco Xavier Salazar, más una marcha de comerciantes ambulantes que se oponen a pagar IVA o Impuesto Sobre la Renta.

Hubo también unos bloqueos de vecinos de Iztapalapa que se quejan porque no tienen agua. Ayer, miércoles, fue un grupo del llamado Movimiento Antorchista el que marchó por Paseo de la Reforma y Chivatito en un intento por llegar a la residencia presidencial de Los Pinos.

Vivir entre manifestaciones y bloqueos se ha convertido en destino para quienes vivimos en la Ciudad de México. Todos los grupos políticos del país han encontrado en estas acciones la forma más fácil de presionar al Gobierno, a cualquier orden de Gobierno, para que se les cumpla sus demandas. La Policía, lejos de mantener abiertas las vías de comunicación, como sería su deber, hace cortes a la circulación que complican todavía más el tránsito. Lo peor de todo es que la temporada política apenas está empezando.

Conforme se acerquen las elecciones del dos de julio, más recurrirán los distintos grupos de presión a las manifestaciones y bloqueos. Y los ciudadanos no tenemos a nadie a quién recurrir entre la irresponsabilidad de unas autoridades y la cobardía de otras.

Cada manifestación o cada bloqueo de vías de comunicación se convierte en un nuevo incentivo de nuevas manifestaciones y bloqueos. Los distintos grupos de presión aprenden pronto que entorpecer la circulación en la mayor ciudad del mundo es una forma fácil y barata de perseguir sus objetivos políticos o económicos.

La exasperación de las víctimas es una forma de multiplicar la presión, Y las autoridades generan un reforzamiento positivo de esta conducta cada vez que ceden ante las exigencias de estos grupos para evitar más exasperación de los ciudadanos. El miedo de las autoridades capitalinas a intervenir en los bloqueos y manifestaciones se remonta a los años sesenta.

Ningún jefe de Policía quiere mancharse las manos de sangre como en 1968. En las ocasiones en que alguno, como David Garay en el sexenio de Ernesto Zedillo, ha tratado de dispersar manifestaciones o impedir que éstas lleguen a Los Pinos, el resultado ha sido su cese fulminante.

Los gobiernos del PRD, por otra parte, han tratado de mostrar que la multiplicación de manifestaciones es una muestra de tolerancia. Paciencia es lo que pide el jefe de Gobierno Alejandro Encinas a los ciudadanos afectados.

Llega un momento, sin embargo, en que la tolerancia se convierte en una forma de cobardía. Y eso es lo que ha pasado con la actitud de las autoridades a las manifestaciones y los bloqueos.

Una sociedad no puede ser rehén constante de grupos de presión. La autoridad existe para un propósito y el más importante es hacer cumplir la Ley. Y la Ley establece que las vías públicas son para el libre tránsito del público en general.

Nadie puede cuestionar el derecho a la libre expresión de protestas o ideas. Pero caen en un error los funcionarios del Gobierno capitalino que piensan que esto significa el derecho de bloquear vías de comunicación. Hay muchas formas de expresar posiciones políticas. La violación al derecho de tránsito de los demás no es una forma válida de hacerlo. Las autoridades no pueden pedir paciencia y tolerancia a los ciudadanos en estos casos. Las manifestaciones y bloqueos son una agresión abierta contra nosotros.

La autoridad, que debería ponerle coto no puede convertirse en una aliada de la agresión. A los gobernados no se nos pide paciencia y tolerancia cuando tenemos que pagar la tenencia de nuestros vehículos u otros impuestos.

Nosotros no podemos ser pacientes ante una autoridad que se niega a hacer su trabajo. No pensemos que quienes bloquean vías de comunicación son organizaciones de marginados que no tienen otra opción para hacer escuchar su voz.

Los sindicatos y los comerciantes ambulantes que se manifestaron el martes o los antorchistas que bloquearon Reforma ayer, son grupos ricos y bien organizados. Sus manifestaciones no son espontáneas. Muchos trabajadores asistieron a la marcha de los sindicatos para que no se les descontara el día de trabajo.

Y los antorchistas se dedican profesionalmente al chantaje de los distintos órdenes de Gobierno.

Tener tolerancia ante quien no tiene otra opción para hacer escuchar su voz, como los vecinos de Iztapalapa agobiados por la falta de agua, puede no ser válido pero cuando menos es explicable. Darle carta blanca a los grupos de poder para que tomen a los ciudadanos de rehenes una y otra vez, no es sólo un acto de cobardía sino un reconocimiento de las autoridades que no están dispuestos a cumplir el juramento que hicieron en su toma de protesta de cumplir y hacer cumplir la Ley.

FISCALÍA

Propone Mario Marín, el gobernador de Puebla, una Fiscalía especial para combatir los abusos sexuales contra menores. Una vez más se demuestra que las fiscalías especiales son la mejor forma de evadir las responsabilidades. Más sencillo sería simplemente respetar la legislación que hoy ya prohíbe la pederastia. Pero quizá eso sería demasiado pedir.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 201129

elsiglo.mx