La vitamina C, junto con sus similares E y A, se encargan de neutralizar las sustancias tóxicas que oxidan y destruyen a las células del organismo o generan tumores cancerígenos.
EL UNIVERSAL-AEE
MÉXICO, D.F.- Cuando escuchamos hablar de la vitamina C, de inmediato pensamos en prevenir la gripe. Sin embargo, las cualidades que posee este elemento son realmente una maravilla natural. Por ejemplo, el consumo diario de 250 mililitros de jugo de naranja brinda la dosis necesaria para el desarrollo y crecimiento sano de los niños.
Se trata de un remedio ligado a la humanidad desde hace siglos. Incluso antes de que se diera el nombre, los marineros que cruzaban el océano Atlántico conocían la importancia de mantener un adecuado suministro del jugo de cítricos, pues asociaban la falta de éste con la caída de cabello, una preocupante descamación de la piel y la mala cicatrización de las heridas.
Según Carmen Ruiz Monroy, especialista en nutrición clínica y deportiva, el ácido ascórbico o vitamina C contribuye con muchas funciones del cuerpo, entre ellas, participa en la adecuada absorción de hierro para prevenir la anemia, proporciona elasticidad a los tejidos y fortalece el sistema inmunológico, este último, de vital importancia en el desarrollo de los infantes.
Tomar vitamina C es bueno y puede consumirse de los cítricos o jugos especiales como UnicoFresco de naranja, que en un vaso aporta el equivalente a dos raciones de fruta y 100% de la vitamina C que necesita el cuerpo humano.
Más vitamina C
La guayaba es un ingrediente típico de dulces y es la fruta que tiene mayor concentración de vitamina C y potasio.
Fruto del guayabo e ingrediente indiscutible en ates, mermeladas, dulces y recetas de repostería, lo cierto es que este alimento posee grandes cantidades de vitamina C, aún más que limón, naranja o toronja, pues se calcula que en promedio 100 gramos de guayaba contienen más de 180 miligramos de esta vitamina, dosis más que suficiente para cubrir los 60 mg diarios que necesita una persona adulta.
Cabe recordar que la vitamina C, junto con sus similares E y A, forma parte del grupo de antioxidantes, elementos que se encargan de neutralizar las sustancias tóxicas que oxidan y destruyen a las células del organismo o generan tumores cancerígenos. También es necesaria para el crecimiento y reparación de tejidos, por lo que su consumo es idóneo luego de intervenciones quirúrgicas o durante la recuperación de cortaduras, fracturas o quemaduras. Por otra parte, ayuda a reforzar las defensas del organismo e interviene en la formación de colágeno, proteína necesaria para la cicatrización de heridas y fortalecimiento de huesos y dientes, entre otras funciones.
La vitamina C es necesaria para:
Crecimiento y reparación de tejidos, pues es una de las sustancias que los forma.
Reforzar las defensas del organismo.
Formación de colágeno, proteína necesaria para la cicatrización de heridas y fortalecimiento de huesos y dientes.
Metabolismo de grasas, por lo que se le atribuye la propiedad de reducir el colesterol.
Prevención de enfermedades en vías respiratorias.
Contribuye en la absorción de hierro.
