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Marca campañas en EU el tema de Irak

PADRÓN | UNOS 172 MILLONES DE PERSONAS PODRÁN VOTAR HOY EN LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS.

Intensifican demócratas y republicanos su actividad política con el objetivo de atraer a los últimos indecisos y una masiva asistencia.

AGENCIAS

WASHINGTON, EU.- Los candidatos a ocupar escaños en el Congreso y a ser gobernadores de 36 estados de EU culminaron ayer una campaña electoral dominada por la situación en Irak, para pesar de los republicanos.

El nivel de actividad política llegó ayer a su clímax en todo el país, con mítines, entrevistas y un alud de anuncios de televisión, con los que los demócratas y los republicanos tenían dos objetivos: atraer a los últimos indecisos y garantizar que sus partidarios vayan hoy a las urnas.

Mientras, legiones de voluntarios de ambos partidos se esforzaron por contactar al mayor número de votantes para ganarse su confianza. La semana pasada se divulgó el mejor informe sobre el desempleo desde 2001 y se produjo el último desliz del senador demócrata John Kerry, el contrincante de Bush en las elecciones de hace dos años.

Kerry dijo que los estudiantes que no se esmeren en sus estudios pueden acabar en Irak, una declaración por la que tuvo que pedir disculpas a las tropas de EU y desaparecer de la campaña para no perjudicar a sus correligionarios.

Los demócratas tampoco se pueden quejar de la actualidad informativa, ya que en septiembre el congresista republicano Mark Foley dimitió tras conocerse que envió mensajes de contenido sexual a becarios del Congreso.

Además, el domingo, el líder cristiano evangélico estadounidense Ted Haggard, reconoció su ?inmoralidad sexual?, tras haber sido acusado de mantener relaciones con un prostituto.

Los republicanos temen que estos escándalos desanimen a la base religiosa conservadora de su partido.

Sin embargo, la importancia de estos acontecimientos parece haber sido relativa, pues la cuestión de fondo que preocupa a los estadounidenses, según las encuestas, es qué hacer en Irak, donde el conflicto ha durado ya más que el tiempo que EU luchó en la Segunda Guerra Mundial.

Unos 172 millones de personas se han registrado para votar, según datos oficiales, tres millones menos que en las elecciones de 2004.

SIN SUGERENCIAS

El diario The New York Times, que, como casi todos los periódicos norteamericanos, tiene la tradición de sugerir a los electores en sus editoriales los nombres de los candidatos recomendados, no incluirá hoy, por primera vez en su historia, a ningún candidato del Partido Republicano. El diario explicó que ?estas elecciones son sobre Bush y sobre la insistencia de la mayoría en el Congreso en protegerle de las consecuencias de sus errores y fechorías? y que, por esa razón, hay que poner el Congreso en manos de la Oposición.

Así como sería muy difícil negarle el triunfo al presidente en el caso de que el Partido Republicano mantuviese el control de las dos cámaras legislativas, sólo la reconquista de ambas por parte del Partido Demócrata podría ser considerada como una rotunda derrota de Bush. Esa misión es relativamente más fácil en la Cámara de Representantes, donde se elige el total de los 435 escaños y la diferencia actual a favor del Partido Republicano -30- está al alcance de la Oposición, incluso en la interpretación más prudente de las encuestas. Es mucho más difícil en el Senado, donde sólo sale a elección una tercera parte de los 100 asientos y los demócratas necesitan salir victoriosos en los seis casos en los que la pelea ha sido apretada hasta el final.

Una victoria demócrata en la Cámara y el mantenimiento del control del Senado por parte de los republicanos, ¿sería, pues, un empate? La Cámara tiene un papel muy importante en la promoción de las leyes y en la agitación de la vida política en general, pero el Senado tiene la última y decisiva palabra. Con un Senado republicano, Bush no tendría técnicamente muchas dificultades para aplicar las mismas políticas del pasado.

A partir de aquí, la suerte de Bush y de su recuerdo en la historia -que es el fin último de un segundo mandato presidencial- es un libro que todavía no está escrito. Bill Clinton comenzó su mejor etapa después de que el Partido Republicano ganase ambas cámaras del Congreso en las elecciones legislativas de 1994. Un Congreso de mayoría demócrata podría situar ahora a Bush -a él, independientemente de su partido- en una posición de mayor cercanía y mayor simpatía con los ciudadanos, que podrían repartir las culpas entre la Casa Blanca y el Capitolio. No parece acorde con la personalidad de Bush, pero un presidente asediado por el Congreso puede fácilmente jugar la carta victimista ante la opinión pública.

Tampoco un triunfo de Bush garantiza -aunque lo permita- dos años de la misma política. Ni la alianza neo-con/religiosa/republicana que elevó a Bush al poder sigue siendo hoy tan firme ni el Partido Republicano estará ya tan pendiente de salvar a Bush como de salvar la Casa Blanca en 2008.

Se abre, por tanto, y en todo caso, un nuevo tiempo político en Washington.

Primeros resultados indicarán tendencias

Los primeros resultados de las elecciones de hoy martes pueden ser un indicio de lo que sucederá, si los demócratas podrán tomar el control de la Cámara de Representantes y posiblemente el Senado.

La mayoría de las contiendas más disputadas se producen al este del río Mississippi, en estados donde los comicios cierran relativamente temprano. Si se ha de producir una barrida demócrata, ésta resultará evidente a partir de los primeros resultados.

Las contiendas en Virginia, Rhode Island y Nueva Jersey presagiarán las tendencias en el Senado. Las disputas por escaños en la Cámara Baja en Indiana, Kentucky y Florida darán a los observadores los primeros indicios acerca de cuál partido tendrá el control.

El presidente George W. Bush y su estratega político Karl Rove dicen que los republicanos, a pesar de las tendencias históricas y la oposición a la guerra de Irak conservarán la mayoría en ambas cámaras. Los demócratas insinúan que una ola antirrepublicana recorrerá la nación.

Los primeros resultados podrían indicar quién tiene razón, o bien si habrá una larga noche de espera de los resultados definitivos.

Están en juego las 435 bancas de la Cámara Baja y 33 de las 100 que componen el Senado. Pero muchos dueños de esas bancas, de ambos partidos, no tienen oposición o apenas una oposición simbólica, y por eso la contienda por el control del Congreso se reduce a unas decenas de elecciones reñidas.

En la Cámara Baja, los demócratas deben ganar 15 bancas para recuperar el control que perdieron en 1994. En el Senado, donde fueron mayoría hasta 2002, necesitan ganar seis bancas para volver a serlo.

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Escrito en: elecciones EU

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