Todos son ricos, o por lo menos creen serlo, el empleo temporal crece, los alcaldes pavimentan calles, y el comercio festeja. Son las ciudades burbuja, son iguales entre sí, en las charlas de café rumoran los enterados que vendrán inversiones fabulosas, y las frases de casino, como ?apostaremos por esto? o ?esto otro será un detonante? son repetidas un día si y otro también por los ?opinadores? locales.
Siendo ciudades iguales, no son creativas, son ?copionas?; la característica común es que tienen ciclos de prosperidad efímera, donde la economía domestica se sobresalta, por aumentos estaciónales en el precio de alguna materia prima local, por esquemas maquiladores basados en salarios reducidos, y hasta por faraónicos desplantes presupuéstales de un sexenio.
Suelen llegar tarde a la fiesta de las nuevas realidades de los negocios mundiales, y tristemente recogen lo que va sobrando; planean apenas programar software, cuando el valor añadido ya va en los algoritmos que inventan doctores y matemáticos, alcanzan el cabus de los call-centers, cuando contestar llamadas representa ya un ínfimo porcentaje del verdadero negocio de quienes las subcontratan. A estas ciudades compararse les producen urticaria; ?las comparaciones son odiosas? dicen, cuando realmente las comparaciones solo son odiadas por quien no puede salir bien librado en ellas, y donde se sospecha de quienes enfatizan la urgencia de planear, cooperar, preservar, y concretar, para así pisar el acelerador hacia un desarrollo regional sustentable.
¿Y nuestra Región?
Es cierto, vamos por buen camino? pero eso no basta, debemos ir más rápido. La carrera no es entre Torreón, Gómez Palacio, y Cd. Lerdo, es a nivel nacional, y mundial: competimos con El Bajío, donde San Luis Potosí es un privilegiado en logística, a menos de 500 kilómetros de los tres macrociudades mexicanas; con Guadalajara, donde en 2006, y solo en el área de la Expo, se construyen 400 habitaciones de hotel; con Tijuana y la península de Yucatán, donde la industria del famoso call-center emplea ya alrededor de 180,000 personas, con una rotación mensual del 20%. Estamos compitiendo con India, que gradúa 200,000 doctorados en ciencias cada año, con Australia y Canadá, que han puesto en marcha programas intensivos de atracción de talentos, becando a egresados en matemáticas, economía y medicina hasta con dos mil dólares mensuales,
Un vistazo a Brasil, que desde hace un lustro innova en esquemas de negocio que conservan la principal riqueza selvática del planeta, donde los ambientalistas han dejado de clamar en el desierto, y ahora tienen un lugar en las salas de consejo de las compañías locales, quienes, contra lo que pudiera pensarse, han crecido mas que sus pares latinoamericanas, demostrando así que el oro verde también existe.
¿Apantallarnos? Para nada, pero debemos hacer mucho aquí, nuestra región es emprendedora por vocación, y multiétnica desde su origen, con lideres empresariales que ya ponen la muestra jugando en las grandes ligas corporativas, y emprendedores que regresan a las aulas para encarar con modernas herramientas sus nuevos retos, tenemos gobernantes jóvenes y entrones, (aunque con algunos subordinados ?de medio pelo? como también decimos aca).
Por fin podemos disfrutar un museo de primer mundo, y somos afortunados con vivir el parteaguas del primer centenario, donde además de sentirnos orgullosos por nuestra historia, podemos enfocarlo generosamente, como un ejercicio de cohesión social, donde sin distingos o exclusiones innecesarias, le procuremos un significado que trascienda lo efímero y parrandero, para que cuando termine no deje las mismas dudas existenciales de siempre. Donde podamos soñar con esta Comarca Lagunera para nuestros hijos y nuestros nietos, una comarca multicentenaria, echada para adelante, sin miedos y con futuro.
El autor es profesor de postgrado
en Ibero Torreón, ITAM, y
Universidad Anahuac México.
haramos67@hotmail.com