OSCARES Y NOBELES
Una Mente Brillante, así se tradujo para el mercado mexicano el filme ?A Beatiful Mind?, que ganó el premio de la academia de ciencias cinematográficas para la mejor película de 2001, el papel de John Nash fue caracterizado por Rusell Crowe, el primero obtuvo el Premio Nóbel de Economía en 1994 por su investigación en el análisis del equilibrio suboptimo de los juegos no cooperativos, (que entre otras cosas, sirve para explicar porque nuestro sistema político actual no logra construir acuerdos legislativos), el segundo, ganó el Oscar como mejor actor, no en el papel del científico, sino desde el año 2000, como Mássimo, en la película Gladiador, que recrea en tramas secundarias, como la soberbia de los Cesares acelero la caída del imperio romano.
Resulta paradójico que Nash sea uno de los economistas más populares, y no por las innumerables aplicaciones practicas de su trabajo, sino desde que Hollywood se interesó en presentar el melodrama de su esquizofrenia paranoica, enfermedad que ha padecido desde los 21 años, un año después de ser admitido en la Universidad de Princeton, gracias a la recomendación de uno de sus profesores, quien sólo escribió en la carta: Este Hombre es un Genio.
El viejo chiste dice que si se pregunta a dos economistas sobre algún problema, se obtendrán tres respuestas diferentes, y no es del todo errado este humor, porque interiorizar las realidades complejas a través de modelos, forzosamente requiere alguna dosis de reduccionismo. Pero este reduccionismo solo resulta inofensivo en el plano positivo, en el mundo del así es; cuando se traslada al plano normativo, al así debe ser, se convierte en un dogma pernicioso.
Como la doctrina del Consenso de Washington, cuya ortodoxia aseguraba que aquellos países que liberaran su mercado interno, conservaran finanzas publicas en equilibrio, políticas monetarias prociclicas, y apertura comercial acelerada, se verían conducidos al paraíso del crecimiento económico y a los estándares de vida del mundo desarrollado. Al respecto, Milton Friedman, premio Nóbel de Economía en 1976, apuntaba que hasta 1992 el habría recomendado a los países emergentes tres cosas: ?privatizar, privatizar, y privatizar?, pero en 2002 reconfigura su tesis y corrige: ?seguramente el estado de derecho es mas importante que la privatización?
Pues si bien estas reformas macro han evitado las grandes crisis económicas recurrentes; que según datos demográficos del INEGI, la ultima de ellas solo podría ser recordada nebulosamente por la mitad de los mexicanos actuales, pues tenían menos de 15 años cuando ésta nos sacudió en 1994; no han podido cumplir con el desarrollo económico necesario, porque este desarrollo requiere también hacer reformas más controversiales, como la flexibilidad del mercado laboral, campo de estudio de Edmund S. Phelps, premio Nóbel de Economía de este 2006.
Así, la ciencia económica tiene una gran ventaja, su laboratorio es el mundo, y sus teorías nacen desde la práctica común. ¿Ejemplos? aquí van:
¿Como funciona realmente el mercado bursátil? Ahí están los estudios de valoración de opciones y valores sintéticos de los premios Nóbel de 1997, Robert Merton y Myron Scholes. ¿Porque las compañías hacen outsourcing? y ¿Porque algunas parejas prefieren un mal matrimonio que un buen divorcio? Vale la pena revisar a Ronald H. Coase, (Nóbel 1991) y su análisis de los costos de transacción.
¿Porqué las personas compramos mas cuando el precio dice $9.99 en lugar de $10? Daniel Kahneman y Vernon Smith, (Nóbel 2002) responden con su investigación sobre la psicología de los actos económicos.
¿La innovación es indispensable para el desarrollo económico? Robert Solow, (Nóbel 1987) lo demuestra matemáticamente, sin excusa, sin pretexto.
¿Porque los mercados no bastan para reducir la pobreza? Amartya Sen, (Nóbel 1988) demuestra como el Estado moderno no debe renunciar a las políticas de redistribución del ingreso.¿Porque la globalización beneficia a los monopolios? El análisis de los mercados con información asimétrica que presentan George Akerlof y Joseph Stiglitz, (Nóbel 2001) proporciona las claves sobre este tema.
Como colofón, la economía no son los números, estos son únicamente herramientas de trabajo del economista; la pala y el azadón del jardinero, el verdadero trabajo es el jardín, un bonito y deseado jardín? el mundo y el bienestar de las personas.
Heriberto Ramos Hernández
haramos67@hotmail.com
Profesor de postgrado en Ibero Torreón, ITAM, y Universidad Anahuac México.