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Más Allá de las Palabras / PEREGRINACIÓN A TIERRA SANTA

Jacobo Zarzar Gidi

(Cuarta parte)

Después de conocer algunos sitios interesantes de la antigua Constantinopla, nos dirigimos a Tierra Santa -verdadero motivo de nuestro viaje. El enorme avión hizo una hora y cuarenta minutos de Estambul a Tel-Aviv. Desde el aire pudimos observar la hermosa cadena montañosa que tiene Turquía en esa parte de su territorio. Las nieves eternas que moran en sus picos más altos nos hablan de la grandeza de Dios. Al aterrizar en el enorme, funcional y moderno aeropuerto David Ben Gurión, dejamos de ser viajeros, para convertirnos en peregrinos. En ese momento recibimos una agradable sorpresa: el sacerdote Legionario de Cristo, José Antonio González sería nuestro capellán en todo el recorrido por los lugares Santos, (en la actualidad tenemos la gracia de Dios de contar con 700 sacerdotes Legionarios de Cristo repartidos en varias naciones que están haciendo una espléndida labor evangélica, y son dos mil 300 los seminaristas que muy pronto se lanzarán al mundo para trabajar como soldados del Altísimo en la Viña del Señor). La misión del padre José Antonio consistió en ayudarnos a vivir con intensidad el Evangelio de Jesús en cada uno de los sitios que el Señor recorrió cuando nos dejó una herencia viva de fe, esperanza y caridad. Eso me llenó de alegría, porque no es lo mismo llevar con nosotros a un guía de religión judía -a pesar de que éste conozca de memoria todos los Evangelios, que ser acompañado por un sacerdote católico y un guía de nuestra misma religión. (Los judíos no reconocen la Divinidad de Jesucristo, y por lo tanto no pueden sentir ni transmitir el mismo entusiasmo y la misma fe que nosotros percibimos al llegar a un lugar considerado sagrado para los cristianos). Me platicaron, que en cierta ocasión, cuando unos peregrinos estaban haciendo fila para visitar el Santo Sepulcro -que es uno de los sitios más sagrados de la cristiandad- faltando unos cuantos minutos para entrar, el guía judío que los había acompañado, se los llevó a toda prisa ?porque se les hacía tarde para la cita que tenían en un restorán...?. Y al hablarles a los peregrinos acerca de Jesucristo, les decía ?que se trataba de alguien del cual afirmaban los cristianos que había resucitado?. El padre José Antonio, originario de Reynosa, Tamaulipas, y actualmente con residencia temporal en Jerusalén, vestido siempre con ropa negra y alza cuello (cual debe de ser), forma parte del grupo de sacerdotes pertenecientes a la Legión de Cristo, que entre otras actividades se encarga en estos momentos de acompañar peregrinos en su recorrido por Tierra Santa. (Esto hacen los Legionarios, porque cada vez hay menos cristianos custodiando los lugares Santos. En la actualidad, únicamente el dos por ciento de la población de Palestina es cristiana, a pesar de que allí nació y vivió Nuestro Señor Jesucristo, el resto son musulmanes, judíos y de otras religiones). La Fundación Ecuménica Cristiana de Tierra Santa está haciendo lo mismo, ante la salida sin retorno de cada vez un número mayor de cristianos. Otra agradable sorpresa la recibí al enterarme que nuestro guía en Tierra Santa sería un palestino católico, sumamente experimentado y amable (desde el año 1962 es guía de turismo y habla los siguientes idiomas: árabe, español, italiano, portugués, inglés, sueco y hebreo) su nombre es Emilio Cúsa (Cúsa es una palabra árabe que significa calabaza). (En el año 1949, el entonces embajador de España en Jerusalén, enseñó gratuitamente el idioma de Cervantes a varias personas entre las que se encontraba Emilio, y gracias al gesto generoso de ese diplomático, es actualmente uno de los mejores guías). El chofer que nos condujo a todas partes se llama Rizám, y también es palestino de nuestra misma religión.

Después de pasar todos los controles estrictos de entrada a Israel -muchos de ellos exagerados, nos dirigimos en un moderno autobús a Nazaret que es la capital de La Galilea. (En el Nazaret de los árabes viven 60 mil habitantes, y en el Nazaret de los judíos viven 65 mil). Esa noche descansamos en La Casa Nova de los padres franciscanos que ofrecen hospedaje a los peregrinos, y recordé que en Nazaret, hace dos mil años, vivió la Santísima Virgen María, con sus padres San Joaquín y Santa Ana. ¡Y pensar que Nazaret ni siquiera estaba en los mapas romanos, porque se tenía la convicción de que nada bueno podría salir de ese lugar...! Por la mañana, después de escuchar el canto de las golondrinas y el dulce repicar de las campanas, visitamos la enorme Basílica de la Anunciación, lugar en que se realizó la Encarnación del Verbo. Al sexto mes el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret (?Al sexto mes? se entiende a los seis meses de la concepción de San Juan Bautista), a una virgen desposada con un varón llamado José, de la Casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando donde ella, dijo: ?Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo?. A estas palabras, ella se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo. El ángel le dijo: ?No temas María, porque has hallado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Él será grande, será llamado hijo del Altísimo, el Señor le dará el trono de su padre David, reinará en la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin?.

María dijo al ángel: ?¿Cómo será esto, ya que yo no conozco varón??. El ángel le contestó: ?El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra (esto quiere decir que la concepción del Hijo de Dios la realizará Dios mismo, sin intervención de varón, milagrosamente) por eso el niño será santo, será llamado Hijo de Dios. Y mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en su vejez, y la que era estéril está en el mes sexto; porque nada es imposible a Dios?. María dijo: ?He aquí la esclava del Señor, hágase en Mí según tu palabra?. Y el ángel la dejó. (Para entender este misterio diremos que el matrimonio entre los judíos se realizaba en dos ceremonias diversas. La primera ceremonia eran los esponsales o compromiso matrimonial llamado ?jutbe? en idioma árabe) en la que se extendía ante testigos el contrato oficial de matrimonio. Desde entonces, los dos jóvenes estaban ya verdaderamente casados, aunque aún no les estaba permitido vivir juntos. La segunda era ?la fiesta del matrimonio? que tenía lugar normalmente un año más tarde. Únicamente después de este segundo rito conseguían el pleno uso del matrimonio. La Anunciación tuvo lugar después de la primera ceremonia.

CONTINUARÁ EL PRÓXIMO DOMINGO.

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