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Jacobo Zarzar Gidi

PEREGRINACIÓN A TIERRA SANTA

(Última parte)

Cinco meses después de haber participado en la peregrinación a Tierra Santa que he descrito en esta columna periodística, muchas cosas han cambiado. Aquella paz ficticia y sujeta con alfileres que encontramos en nuestro recorrido, se rompió de la noche a la mañana. Con el pretexto de recuperar a dos soldados secuestrados por Hezbolá (el Partido de Dios), los israelitas arrasaron con el Sur de Líbano, matando a miles de civiles libaneses, destruyendo siete mil edificios, pulverizando 600 kilómetros de carreteras, 150 puentes y miles de casas habitación, todo ello, a pesar de que los judíos tienen más de diez mil palestinos encerrados e incomunicados en sus cárceles. La antes llamada Suiza del Medio Oriente, sufrió la mayor devastación de su historia. Sería interesante preguntarnos ¿por qué Israel responde con tanta saña y demasiada crueldad cuando alguien le hace un daño? Ellos siempre han querido dar un ?escarmiento mayúsculo? a sus enemigos -como lo hicieron sus antepasados de religión en el Antiguo Testamento, para que el mundo se entere de su poderío militar, y lo que se han ganado es un incremento de odio en su contra. Si antes el mundo musulmán los odiaba un cien por ciento, ahora ese porcentaje ha subido al mil por ciento. Es probable que su comportamiento se base en la actitud de Yahvé, descrita en sus libros sagrados, en los cuales abundan los castigos, la venganza y el odio: ojo por ojo y diente por diente. Afortunadamente nosotros los cristianos, tenemos a Jesucristo -el Hijo de Dios hecho hombre, que vino a corregir los conceptos equivocados que reinaron en el pasado. Nos enseñó a amar y a perdonar incluso a nuestro mayor enemigo. En efecto, Jesús ?nuestro querido Maestro- vino a dar valor y plenitud a las culturas del Antiguo Testamento que eran inciertas y muchas de ellas equivocadas.

Es probable que todas las culturas hayan tenido su Antiguo Testamento, no nada más la hebraica, y Cristo vino a corregirlas. Jesús se encarnó en la cultura judía e intentó modificarla, a pesar de que ellos no reconocen su Divinidad. Sin embargo, el Evangelio rectifica diariamente los códigos culturales de todo el mundo, y lo seguirá haciendo de generación en generación.

Sara, mujer de Abraham, no le daba hijos y por lo tanto después de habitar diez años con él, le pidió a su esclava Agar que viviera con su marido para que tuviera descendencia. De esa unión nació Ismael, de donde proceden todos los árabes. Posteriormente Sara la estéril concibe con su marido Abraham, a Isaac, de donde provienen los judíos (Génesis 16). A partir de la creación del Estado de Israel en el año 1948, los judíos apoyados por los Estados Unidos e Inglaterra, se ganaron la enemistad de todos los pueblos árabes. Ocuparon las tierras palestinas, desalojando a los pobladores nativos con el armamento más sofisticado que existía, arrojándolos a campamentos miserables en los cuales mal sobreviven actualmente con el nombre de refugiados. Por eso es muy triste escuchar a sacerdotes, obispos y religiosos católicos que han viajado a Israel, hablar maravillas de esas tierras, de sus avances tecnológicos, de la inteligencia de sus habitantes, de la transformación del desierto, de sus granjas colectivas o kibutz, etc. y no toman en cuenta el sufrimiento de los palestinos, a los cuales empobrecieron y asesinaron para apoderarse de sus tierras, tildándolos de terroristas para que el mundo entero los siga etiquetando como si fueran una amenaza. La gente sabe que los verdaderos terroristas de cuello blanco son los norteamericanos y los judíos malandrines que dirigen respectivamente a sus pueblos. Aquellos regalan a éstos cada año cuatro mil millones de dólares y todo el armamento que necesitan, incluyendo más de 200 bombas atómicas que tienen ocultas en bunker desde hace varias décadas, con las cuales podrían destruir el mundo entero. Pero, la historia nos dirá al final quién tenía la razón, y Dios se encargará de poner a cada uno en su lugar. Cuando Israel dijo: vamos a destruir a Hezbolá, sus habitantes contestaron con mucho valor: ?Todos somos Hezbolá?. Ellos se han dado cuenta que el cien por ciento de las resoluciones de la ONU siempre han perjudicado a los países árabes, y por el injusto poder de veto que tienen los Estados Unidos, siempre han beneficiado a Israel. Los hijos de Israel que fueron masacrados por Hitler y el holocausto nazi, ahora se convierten en verdugos y asesinos de civiles en Líbano y Palestina.

En la dirección de Internet: stopwar.org.uk podemos darnos cuenta de una visión completamente diferente de la que transmite CNN en la televisión (que siempre dice que no toma partido, pero sí lo toma a favor de los Estados Unidos y de los judíos). En ella se dice que en estos 35 días de ataques israelitas sobre Líbano, mil 130 civiles fueron asesinados, se registraron tres mil 600 heridos graves y hubo un millón de desplazados, de los cuales un tercio de ellos son niños. Es la guerra de Bush y de Blair, que diariamente repitieron la siguiente frase e hicieron exactamente lo contrario: ?Estamos haciendo todo lo posible para que los civiles de Líbano no se vean perjudicados?. No podemos olvidar las terribles imágenes de la ciudad de Qana -al sur de Líbano, donde murieron decenas de niños y ancianos que estaban refugiados en los sótanos de un viejo edificio. En esta página del Internet, aparece un soldado libanés al cual le están entregando en sus brazos a una pequeña niña con el rostro destrozado por las bombas que arrojó Israel; la expresión del militar dice más que mil palabras. Tampoco puedo borrar de la mente a una familia libanesa huyendo de las bombas y empujando a una anciana en silla de ruedas. Esa es la compasión de la cual habló el presidente Bush cuando tomó posesión de su mandato? No nos podemos quedar callados al ver todo lo que están haciendo, porque nos convertiríamos de inmediato en cómplices de su conducta. Después de la destrucción, viene la pobreza, y en esos momentos veremos aparecer como por arte de magia al Banco Mundial (controlado por judíos) para ofrecer préstamos a los libaneses que quieran reconstruir sus casas. Si aceptan, se volverán esclavos de aquellos que meses atrás los bombardearon.

La resistencia que surgió en Líbano con el nombre de Hezbolá es necesaria, natural y legítima, ante la agresión de Israel. A los hombres que luchan en ese grupo, en las noticias controladas por Occidente los llaman ?guerrilleros?, en cambio a los que pelean con los judíos los llaman ?soldados?. Estoy seguro que los judíos tienen la ambición de apoderarse algún día del río Litani, que se encuentra en el Sur de Líbano a unos cuantos kilómetros de Israel. Este río es caudaloso y se forma con las aguas que bajan de las montañas del Norte de Líbano. Ojalá que me equivoque, porque de ser así, Líbano y los países árabes nunca se los perdonarían. Mientras escribo este artículo, veo en las noticias, que los libaneses entierran a sus muertos (después de estar varias semanas a la intemperie y expuestos, sin refrigeración alguna, porque no tenían corriente eléctrica), y los judíos analizan con detenimiento los errores tácticos y bélicos en los que incurrieron sus ejércitos al atacar? para que en la siguiente guerra no los vuelvan a cometer.

Como podemos observar, jamás ha existido paz en la tierra de Jesús. La guerra y la destrucción han sido el común denominador de todas las épocas. Mis mejores deseos para que se reanuden cuanto antes las peregrinaciones a Tierra Santa. Los cristianos deberíamos por lo menos visitarla una vez en la vida, porque el espíritu de Dios reina en esos lugares. Algún día nos veremos todos como hermanos, y el león descansará junto al cabrito sin hacerle daño. Mientras llega ese momento, desde la cima del monte de las Bienaventuranzas me parece escuchar la voz de Jesucristo: ?Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien y persigan y digan, mintiendo, todo mal por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque es grande vuestra recompensa en los cielos. Pues así persiguieron a los profetas anteriores a vosotros. FIN

zarzar@prodigy.net.mx

jacobozarzar@yahoo.com

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