Felipe Ehrenberg radica en Brasil, pero con el fin de no olvidar sus raíces, creará una obra en honor al Día de Muertos celebrado en México.
EFE
Nueva Delh.- El artista mexicano afincado en Brasil Felipe Ehrenberg ha elegido este año la India para levantar una instalación colorista y poco convencional que dialoga con la tradicional ofrenda de muertos mexicana, que se celebra el 2 de noviembre en su país de origen.
La instalación de la ofrenda a los muertos es una constante en la obra de Ehrenberg, que ha pasado cada 2 de noviembre lejos de casa durante gran parte de su vida, a fin de mostrar en países como Colombia, Venezuela, Estados Unidos, Holanda o Australia en qué consiste esta particular tradición mesoamericana.
El artista, que imparte esta semana un seminario sobre arte a los estudiantes de último curso de la Academia Sanskriti de Nueva Delhi, dijo que su idea era recrear el carácter cíclico y festivo de la cosecha propio de las culturas precolombinas, teniendo además en cuenta la localización de este año en la India.
A este país, el artista ha acudido invitado por la embajada de México, cuya agregada cultural, Sarika Verma, se mostró encantada con el taller del artista, ya que "los indios y los mexicanos tienen formas y colores parecidos", así que la ofrenda, "pese a ser mexicana, tiene un sabor indio".
Una ofrenda, según Ehrenberg, ha de tener sobre todo simetría, además de flores de temporada, comidas típicas y referencias a la muerte como esqueletos y calaveras, pero siempre "de un modo festivo", como herencia de las tradiciones anteriores a la conquista de América por los europeos.
Según el artista, que participó en la década de 1970 en el movimiento Fluxus y atesora varios premios por su labor, lo fundamental del arte contemporáneo es "la instalación", aunque hay que tener en cuenta que su origen "se remonta a 40 siglos atrás".
"Los artistas en países menos desarrollados tratan de imitar a los europeos, perdiendo de vista el hecho de que tienen una rica tradición de instalaciones en casa. Yo quiero llevarlos a sus propias raíces, porque es allí donde el artista puede ser universal", declaró.
Un artista que no dialoga con sus raíces "carece de su fundamento", aseguró el mexicano, encantado de contar entre sus alumnos con "gente de tres religiones y cinco lenguas".
Pese a ser su primera estancia en la India, Ehrenberg no ha sentido un gran cambio cultural: "los olores son mexicanos, los dolores de cabeza son mexicanos. El entorno es parecido porque, al fin y al cabo, todos los seres humanos tenemos dos ojos y una nariz".
De ahí que Ehrenberg, convencido de que existe un hermanamiento entre ambos pueblos, haya decidido dedicar la ofrenda de este año "a todos aquellos indios fallecidos que nunca oyeron hablar de la India y aquellos indios fallecidos que nunca oyeron hablar de México".