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Pasadena, California.- La selección mexicana de futbol cerró ayer con una práctica de poco más de dos horas su preparación para el partido de despedida de la afición de su país que vive en Estados Unidos, misma que efectuó en el Estadio Rose Bowl.
Más de un centenar de compatriotas acudieron a las afueras de este escenario, donde hace casi una década jugó más recientemente el Tri, en busca del codiciado autógrafo o ver de cerca a sus ídolos y esperaron pacientes, aunque pocos tuvieron la fortuna, pues los jugadores abandonaron en autobús el lugar.
En lo futbolístico, el cuadro nacional entrenó bajo las órdenes del estratega argentino Ricardo La Volpe con una formación 4-4-2, aunque mantiene un par de dudas para la alineación final.
La finalidad del timonel argentino en el choque ante la ?vinotinto? será que los jugadores se suelten, luego del intenso trabajo físico al que fueron sometidos por el preparador físico uruguayo Milton Graniolatti en Acapulco y México, con sesiones triples y dobles.
También para empezar a definir a los tres jugadores que pudieran causar baja del grupo para que queden los 23 definitivos. El veterano Claudio Suárez y el también dos veces mundialista Jesús Arellano se reportaron listos por si son requeridos.
El arquero Oswaldo Sánchez arrancará en la meta, con José Antonio Castro y Ramón Morales por las bandas, Carlos Salcido y Ricardo Osorio jugarán en la zaga central.
Utilizará una doble contención con Israel López y Antonio Naelson ?Sinha?, mientras Luis Ernesto Pérez y Rafael García estarán en la media, a la vez que Omar Bravo y Francisco Fonseca jugarán al frente.
