Como si fuera un dogma nuestros políticos tienen la manía de rentar, prestar y empeñar hasta la palabra, sobre todo en campaña y una vez que llegan a la cumbre de su ego, entiéndase el hueso o puesto que buscaron, es entonces cuando cumplen la lesiva mentira de vender hasta el alma al diablo.
Los congresistas a nivel nacional poco o nada han cambiado, sobre todo desde Luis Echeverría a la fecha siguen sacando puros usufructos que le llaman acuerdos, decretos, enmiendas y iniciativas que son jaque mate para el pueblo, de pronto Teléfonos Nacionales no fue productivo para el país y se vendió, que le pregunten a Carlos Slim si es rentable o no; las carreteras con todo y terrenos comprados a precios de risa: el caso de la autopista Del Sol México-Acapulco, donde entre otros Gilberto Borja (ICA) y sus socios incluyendo a Ortiz Mena compararon las tierras por donde pasa esta cara carretera de cuota a menos de cincuenta centavos el metro cuadrado a unos pobres campesinos que ni siquiera sabían hablar español.
¿Y los bancos y su “rescate” cuánto costaron? Nada, al contrario el pueblo tuvo que pagarles a los banqueros para que nos hicieran el favor de tomarlos, con la famosa losa que pesará sobre los mexicanos por aproximadamente unos 20 años, nos salió más caro el caldo que las albóndigas en esta venta.
Lo mismo pasó con DINA. ¿Y en Monclova la otrora capital del acero AHMSA? también el orgullo e icono de los priistas Carlos Salinas de Gortari se la autovendió en un maneje turbio entre su ex esposa Cecilia Occelli y unos prestanombres de apellido Ancira, nadie dijo nada ¿dónde estaba en esos días el eterno y corrupto líder de los mineros Napoleón Gómez Sada para defender la fuente de empleos de Monclova?
Que a la fecha la convirtió en la capital del desempleo. De estas anomias y ventas de paraestatales por parte de nuestros corruptos gobernantes podemos llenar un diario, -más grueso que el directorio telefónico de Nueva York-.
Lo último: el que parecía que le hablaba la Virgen, Ernesto Zedillo, se autovendió o autocompró parte de los Ferrocarriles Nacionales, ahora los que saben de negocios en México, es decir los políticos, quieren vender Aeroméxico y sus hangares, desde luego con todo y chatarra, también el paquete incluye bodegas de la triste célebre y corrupta Conasupo, aquella que se acabó Raúl Salinas de Gortari.
Por ahí también se va de pilón uno o dos ingenios que ya se están cayendo a pedazos, con calderas que datan desde los años de don Porfirio Díaz y que nuestros campesinos ahora lloran como mujeres lo que no supieron defender como hombres.
Sólo quedan en México sin vender las dos grandes cerezas del pastel que son Pemex y CFE, porque lo que es el IMSS y el ISSSTE a nadie le interesa, mucho menos Correos o Telégrafos.
Por otra parte a nadie parece interesarle el suelo y su uso, en nuestro país cada quien hace de las calles y banquetas lo que le pega su regalada gana. La anarquía es cotidiana, los nuevos piratas de pronto privatizaron jardines, parques, banquetas, calles enteras, el caso de Torreón, Saltillo, Monterrey, Monclova y del D.F. ni qué decir hasta contactos para tomar energía eléctrica les ponen los celosos trabajadores de la paraestatal CFE con el estorbo consabido que esto causa a los comerciantes establecidos y sobre todo a los ciudadanos que de plano en el Centro no se puede transitar, una privatización con el permiso de sus líderes y la cuota del pago de plaza del comisionado en turno, tanto de la PGR como de las autoridades locales.
No es justo lo que sucede y más allá de todo somos mexicanos y tenemos derecho a un trabajo y hacerle la lucha a la gorda, sin embargo, los comerciantes establecidos sí pagan impuestos, IMSS, aguinaldo, etcétera y cuidado con que se tarden unos días con el pago porque la incorrupta y muy celosa Hacienda los sigue como si fueran criminales.
Señores: ¡México está de oferta! y pronto los candidatos a la Silla del Águila presentarán su mejor sonrisa para convencer de que sólo ellos nos pueden vender la mentira más grande, sólo falta que nos vendan la esperanza que según se ve y a estas alturas en nuestro hermoso país es lo único que le queda a nuestra aguantadora raza de bronce.
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