Madrid, (EFE).- Miles de jóvenes de una veintena de ciudades españolas, como Madrid, Barcelona o Valencia, se han retado a reunir en la noche de hoy, viernes, al mayor número de personas posible bebiendo alcohol en la calle, lo que se conoce popularmente como "botellón".
La "apuesta", un abierto desafío a leyes regionales o locales que lo prohíben, surgió como respuesta a una reciente convocatoria similar, que logró juntar en la ciudad andaluza de Sevilla (sur) a cinco mil jóvenes, después de que se difundiera a través de correos electrónicos.
La "cita alcohólica" además de por Internet, ha sido convocada de forma anónima mediante mensajes telefónicos en celulares y ha puesto en situación de alerta a las autoridades, que han anunciado dispositivos para controlarla y, en su caso, impedirla.
El "botellón" está muy extendido desde hace unos años en España y, según estudios oficiales, cerca de medio millón de jóvenes de entre catorce y 30 años, de los dos sexos y sin distinción de clase social lo practican los fines de semana.
Su práctica en las plazas y parques públicos, que no se detiene ni en las frías noches de invierno, comenzó como respuesta a los altos precios de las consumiciones alcohólicas en bares y lugares de ocio nocturno.
Pero además de que se bebe más barato también hay otras razones, como apunta a EFE Marcos, de 20 años y un asiduo de los "botellones" en Madrid: "se controla la bebida, que en muchos sitios es de 'garrafón' (baja calidad) y, además, estás con los amigos, oyes música y hasta puedes ligar (entablar relaciones amorosas o sexuales pasajeras)".
A esta moda típicamente española han intentado poner freno algunas administraciones públicas ante las quejas de los vecinos de las zonas de reunión sobre el ruido y la suciedad que acompañan a estas celebraciones juveniles.
En la comunidad autónoma de Madrid, el Parlamento regional aprobó en 2002 la Ley sobre Drogodependencias y Otros Trastornos Adictivos, una especie de "Ley Seca" que prohíbe el consumo de alcohol en la calle, con alguna excepción como las fiestas patronales, bajo la pena de una multa de 300 euros (360 dólares).
La práctica del "botellón" no está prohibida, en cambio, en Valencia (este), donde la cita de hoy se une al ambiente festivo que vive la ciudad estos días por sus populares Fallas, por lo que esperan congregar a más "borrachos" que los demás, como dicen en el e-mail de su convocatoria.
El reto que se han lanzado a miles de jóvenes para beber en la calle ha vuelto a poner en primer plano en España un fenómeno que los expertos y las autoridades sanitarias ven con especial preocupación.
La ministra de Sanidad, la socialista Elena Salgado, ha hecho un llamamiento a las familias para que cooperen a fin de evitar la presencia de menores de 18 años en los "macrobotellones", al tiempo que ha pedido a las regiones que unifiquen sus legislaciones sobre este asunto.
Salgado apuesta por una línea pedagógica que, mediante estudios pormenorizados, siga poniendo de manifiesto los daños que produce el alcohol entre los más jóvenes.
Los últimos datos del Plan Nacional Sobre Drogas, relativos a 2004, señalan que el 47 por ciento de los adolescentes españoles de catorce a 18 años consumen habitualmente alcohol y que un 12.3 por ciento encajan en el perfil que los expertos denominan "bebedor de riesgo".
Uno de los responsables de los estudios efectuados hasta ahora sobre el "botellón", el sociólogo Lorenzo Navarrete, opina que el fenómeno está descontrolado, mientras que otros colegas suyos insisten en que hay un problema de raíz, que es la estrecha vinculación del alcohol con los procesos de socialización.
Según explicaron a EFE el sociólogo Javier Elzo y el psicólogo Javier Urra, hay que hacer hincapié en el papel de padres y educadores para situar a los jóvenes en el contexto correcto, frente al "pedestal de la importancia" al que, a juicio de ambos, les suben los medios de comunicación al difundir la celebración de sus "botellones".
