(Segunda parte)
Vimos en la columna de la semana pasada cómo la enfermedad de Alzheimer se presenta como un problema importante para nuestra población especialmente de más de 70 años de edad, estableciéndose como una patología que en algunos grupos poblacionales llega a tener una incidencia del 40 por ciento de su gente anciana.
Problema gravísimo si tomamos en cuenta no sólo el daño personal de quien lo padece, sino también el daño colateral a su parentela que provoca una gente que después de vivir la parte más productiva de su vida, al entrar en demencia y por lo tanto convertirse en entes totalmente inútiles y dependientes de los demás, constituyen una carga física, emocional y económica muy fuerte para el núcleo familiar.
La enfermedad por lo tanto necesita mucho de ser reconocida por la sociedad, saber cómo manejarla no sólo por médicos neurólogos o internistas, sino también por personal de enfermería y terapistas especializados en centros de pacientes Alzheimer y otras demencias, y tomar las medidas curativas y de rehabilitación para poder detener esta epidemia con un avance tan significativo en nuestra población en las últimas dos décadas.
Sabemos que el enfoque más importante de la medicina es la prevención y aquí se recomienda mucho que desde el punto de vista psicológico: las gentes busquen la autorrealización, que tengan una gran autoestima, definiéndola como un silencioso respeto hacia uno mismo; que busquen el sentido profundo de su vida, para así tener mayor seguridad, pertenencia y reconocimiento de lo que son y lo que hacen. Huir de la depresión y especialmente de la soledad, evitar el estrés y la fatiga. Siempre andar en la búsqueda de nuestra riqueza física, intelectual y espiritual, enfrentar con alegría los retos de la vida y en ese camino reinventarnos y entrenar nuestro cerebro y nuestra memoria en mejorar las relaciones con la familia, con los amigos, con nuestros conciudadanos, etc.
Promover el yo espiritual por medio de la meditación y la oración, ir en ayuda de los más necesitados para oxigenar y nutrir el alma, evolucionar y ser mejores.
También hay una serie de recomendaciones higiénico-dietéticas, que se deben seguir ya que la salud depende mucho del estilo de vida de cada persona.
La buena interrelación que podamos establecer entre los alimentos apropiados, el ejercicio físico, tomar la luz del sol, respirar el aire limpio son esenciales para evitar la enfermedad.
En los alimentos de manera especial se pide evitar los contaminantes con aluminio, los aditivos alimentarios con aluminio, los antiácidos con aluminio, la aspirina con aluminio, los antidiarreicos con aluminio, los desodorantes, shampoos y duchas que contengan aluminio, así como usar utensilios de cocina de aluminio.
Se deben de evitar la ingestión de grasas animales en gran cantidad, mantener un buen nivel de colesterol y especialmente de una de las grasas que causa mayor daño arterial que es la LDL. Tomar un grupo de suplementos nutricionales a base de fosfatidilserina, acetil carnitina, las vitaminas: B, C, D, E, la N acetil cisteína, el ginko biloba, la coenzima Q10 y el ac. Alfa lipoico. Todos ellos conforman elementos esenciales en el metabolismo cerebral que son de mucha utilidad para prevenir la enfermedad.
Se ha demostrado que algunos antiinflamatorios no esteroideos tienen un efecto benéfico como el celecoxib o el meloxicam; lo que demuestra que hay un problema de inflamación crónico en las fibras nerviosas que termina con un desorden en esta arquitectura neuronal tan delicada.
Para el paciente ya diagnosticado con la enfermedad se dan tres tipos de medicamentos: los inhibidores de la colinesterasa para mantener en estas regiones del cerebro niveles altos de acetilcolina que como neurotrasmisor está ausente de los núcleos cerebrales; tratar la depresión con inhibidores de la recaptura de serotonina o bien la agitación o delirio con haloperidol en otros casos; y tratar las enfermedades concomitantes que se presentan ya que hay una mayor susceptibilidad especialmente por las enfermedades infecciosas respiratorias o gastrointestinales que terminan con la vida del paciente.
Es muy importante para el paciente con la enfermedad acudir a un centro especializado en esta enfermedad en donde recibirá terapias para la memoria, la motricidad, la socialización y el cuidado e higiene personal; muchas veces la buena voluntad de la familia y sus médicos no son suficientes para una enfermedad tan desgastante y comprometedora del tiempo y la vida de los demás.
El paciente ya diagnosticado con la enfermedad tiene una esperanza de vida de diez a 14 años con buenos cuidados. Hay épocas en que la enfermedad prácticamente no avanza por años y hay otros casos en que la demencia llega muy rápido y el deterioro de la personalidad es muy severo, todo depende del tipo de su estilo de vida anterior.
Si usted está ante un problema familiar o conoce algún vecino con este tipo de enfermedad recomiende acudir al Centro Alzhemier de La Laguna, localizado en avenida Miguel Hidalgo No. 2351 Ote. En Torreón, Coahuila. Teléfono: 713-27-18 para recibir orientación y apoyo.
?Dar de sí antes de pensar en sí?.
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