-Feliz Año Nuevo, Señor -le dijo el padre Soárez al Cristo de su iglesia.
-Feliz Año Nuevo para ti también -le respondió Jesús-. ¿Cómo pasaste estos días?
-No muy bien -rezongó el padre Soárez-. Seguí con las mismas preocupaciones de cada día; me molestó la gente que siempre me molesta; pensé las mismas cosas; conservé las pequeñas malevolencias de antes...
-Ya veo -comentó Jesús-. Año Nuevo y hombre viejo.
El padre Soárez no entendió de pronto lo que le había dicho el Cristo. Pero pensando, pensando, llegó a una conclusión: de nada servía que el año fuera otro si él continuaba siendo el mismo.
¡Hasta mañana!..