Entre tú y yo, mujer, hacemos que la muerte muera. Cuando nos mira juntos se tapa la cuenca de los ojos y huye.
Somos la vida, amada; en el instante de tu éxtasis y mi delirio vive la eternidad.
Por ti me explico el mar; la comba de tu cintura es la del cielo. Si te me das es mío el universo, y me vuelvo todo alma y todo cuerpo. Sólo perdido en ti me encuentro. Sólo en ti soy.
Ven, luz mía que amó la sombra mía; plantemos sobre el abismo nuestra casa; hagamos que nazca el arco iris.
Y seamos, seamos con todo nuestro ser, aquí y ahora, porque algún día no seremos ya.
¡Hasta mañana!..