Es ahora mi mundo un mejor mundo. Nació Eugenio, el más pequeño de mis nietos. Tengo diez. ¡Qué buena calificación!
Eugenio es de ojos grandes. Igual de grande ha de ser su corazón si es como el de su papá y su mamá. Grandes también tiene las manos. Serán manos abiertas para la caricia, lo sé de cierto, pues desde que este niño era apenas un resplandor de luz en los hermosos ojos de su madre no ha habido para él más que encendido amor.
Eugenio, criaturita que llegas con tus mañanas a mi tarde: eres para tu abuelo promesa de esperanza y don de fe. Cuando conmigo estés sentiré que Dios está conmigo. Muy cerca de Él estamos los dos. Tú, porque acabas de salir de sus manos. Yo, porque me acerco ya a sus brazos. En los míos te dormiste ayer, Eugenio. En los suyos mañana yo me dormiré.
¡Hasta mañana!..