Un político que no se entrega todo a la búsqueda del bien común, sino procura sólo su medro personal y la satisfacción de su interés.
Un líder que convierte en mercancía a las personas, y las vende luego a traficantes de conciencias y de dignidad.
Un empresario que hace del trabajo del hombre un mero objeto, y compra seres humanos como si fuesen cosas.
Un ciudadano que no se indigna, que no participa en la solución de los problemas de su comunidad, sino vive entre cuatro paredes de egoísmo.
Un comunicador que lucra con el crimen y la violencia, y convierte en espectáculo lo peor de la naturaleza humana, pues no ve más allá del ?rating?.
Un sacerdote que es oveja de ricos y mal pastor de pobres...
¡Cuántos Judas para quemar, como se hacía antes, el Sábado de Gloria!
¡Hasta mañana!..