Mi tío Refugio, que de Dios goza ya, era católico devoto, caballero de Colón. Yo lo escuchaba hablar con respetuosa admiración de un joven sacerdote que era capellán de la Orden. Mi tío no solía prodigar sus alabanzas, pero hacía a un lado esa parsimonia cuando hablaba de las cualidades de aquel padre que pese a su extremada juventud tenía ya sapiencias de doctor. Ignoraba yo entonces que al paso de los años iba a tener amistad con ese sacerdote tan querido por mi querido tío.
Hace unos días celebramos los 75 años de vida de monseñor Aureliano Tapia Méndez, michoacano de nacencia, nuevoleonés por ministerio del corazón. Mientras el padre Tapia decía su agradecimiento a Dios yo recordaba a mi tío Refugio, y sentía su misma admiración. Viva más años, muchos más el padre Tapia: cada uno de esos años será de cosecha generosa, pues siempre recoge con abundancia aquel que con abundancia da.
¡Hasta mañana!..