Doña Rosa, mujer de don Abundio, se preocupa por sus nietos hombres. Llegaron ya a la edad del rijo, y la buena señora teme que se echen algún compromiso por ahí.
Los padres de los muchachos procuran quitarle esa inquietud. ?Son buenos muchachos, mamá ?la tranquilizan-, y las muchachas con que se juntan son también muchachas buenas?. ?Sí ?concede ella-. Pero entre santa y santo pared de cal y canto?.
Don Abundio, al fin hombre realista, les da a sus nietos un consejo práctico: ?Hagan como cuando eran niños y cogían la fruta de la huerta ajena. Agarraban todo lo que colgaba por afuera, pero a la huerta nunca se metían?.
Doña Rosa se escandaliza. ?¿Cómo les dices eso, Abundio??. Contesta el viejo, socarrón: ?Yo sé por qué lo digo. Y tú también?.
¡Hasta mañana!..