El viajero camina por Fordham Road, antigua calle en Nueva York, y cuando llega a East Kingsbridge da vuelta a la derecha. Va en busca de unas campanas, las de St. John?s College, que inspiraron a Poe sus estrofas.
En este barrio vivió el poeta con Virginia, frágil mujer cuyas melancolías trasminaron los versos que Poe escribió. Siglo y medio ha pasado desde entonces, y esa tristeza flota aún en los sitios por donde ellos anduvieron como sombras.
Suenan de pronto las campanas y se disipa aquel recuerdo opaco. Un árbol perfila su verde tierno sobre cielo que la brisa de la mañana ha puesto azul. Las palomas ritman con su aleteo la canción del día...
El pequeño lugar hace que ya no sea tan grande la enorme urbe. En este soledoso rincón la ciudad es para el viajero como el gigante que abrió la puerta de su jardín para que en él jugara un niño.
¡Hasta mañana!..