Me habría gustado conocer a Selma Woodrich.
Vivió a mediados del siglo antepasado en Virginia, Estados Unidos. Era blanca, de clase acomodada. Su religión y sus principios la hicieron ser enemiga de la esclavitud. Ayudó a cien esclavos negros, fugitivos de las plantaciones sureñas de Estados Unidos, a llegar a Canadá. Descubierta, fue azotada por un terrateniente. El hombre le hizo dar veintiún latigazos, uno por cada esclavo que él había perdido. Estuvo a las puertas de la muerte la señora Woodrich. En el delirio de la fiebre se le presentó una visión: subía al cielo por una escalera que tenía cien peldaños.
Me habría gustado conocer a Selma Woodrich. Aprendió que el bien que hacemos nos lleva, por caminos misteriosos, a nuestro propio bien.
¡Hasta mañana"...