El viajero llega a San Petersburgo, y en el Museo del Ermitage encuentra un cuadro pintado por Bruyn. Es muy pequeño, mide apenas 37 centímetros de alto por 30 de ancho, pero en él cabe toda la verdad que hay en la vida. Y cabe también toda la verdad que hay en la muerte.
Bruyn pintó en esa tabla una calavera, un mondo cráneo humano. Está en un nicho -insinuación de tumba-, y tiene al pie una inscripción que dice: ?Ningún escudo te salva de la muerte. Vive hasta que mueras?.
Verdad de muerte es que nada nos libra de la muerte. Pero verdad de vida es que debemos vivir la vida intensamente. Tan pronto pasa que no debemos dejarla pasar. Desde el silencio de su nicho esta calavera no nos recuerda la muerte, como las calaveras que tenían en sus grutas los ascetas: nos recuerda la vida.
¡Hasta mañana!..