Le preguntó a Hu-Ssong uno de sus discípulos:
-Maestro sabio: ¿qué debo hacer para no estar preocupado? Me preocupa todo; vivo en permanente estado de preocupación. Me preocupa no hacer bien mi trabajo; me preocupa si daré gusto a mis superiores; me preocupa si alguien hará mejor las cosas y ganará mi puesto; me preocupa conservar mi trabajo; me preocupa no recibir el ascenso que creo merecer... Todo me preocupa, maestro. ¿Qué debo hacer para ya no preocuparme?
Hu-Ssong tenía los ojos cerrados. No dormía: pensaba, que es lo más opuesto que hay a dormir. Sin abrir los ojos respondió simplemente a su discípulo con el antiguo dicho:
-No te preocupes. Ocúpate.
El muchacho siguió el consejo, y pronto se dio cuenta de que al ocuparse dejaba de preocuparse.
¡Hasta mañana!..