De dos lluvias tenemos en mi rancho: una lluvia artista y una lluvia artesana.
La lluvia artista nos llega de repente. Tiene los impulsos y los caprichos que tienen todos los artistas. Cae con fragor de trueno y cegadoras luces de relámpagos. Viene súbita, y de súbito se va. Corre el agua por los barbechos y el arroyo. Luego el sol aparece, y en unas cuantas horas la tierra vuelve a estar seca otra vez.
Esa es la lluvia artista. La lluvia artesana, en cambio, baja con mansedumbre silenciosa de un cielo gris sin sombras dramáticas de nubes, sin resplandores y estrépito de rayos. Cae despacito la artesana lluvia, como si no quisiera darse a ver. Pero entra en lo profundo de la tierra y la deja henchida y fecundada.
Me gusta la lluvia artista, la disfruto. Pero a la lluvia artesanal le doy las gracias: de su humildad y su constancia saldrá la próxima cosecha.
¡Hasta mañana!..