Este membrillo tiene los dos sabores de la vida: es agridulce.
Mi mujer, sabia cocinera, pondrá el redondo fruto en el puchero, y el caldo en prosa se volverá manjar en verso.
Tiene la carne dura y blanca este membrillo, como de muchacha. Su piel no sabe si es verde o amarilla, y disfraza su duda con el rubor de una pelusa tenue y fina.
Yo traje este membrillo del membrillar que crece a lo largo de la acequia, entre la hierba y bajo el sol. Con el membrillo traje el sol, y la hierba, y el agua de la acequia.
Cuando la luz le da a este membrillo, la luz se llena de membrillo.
Si Cezánne viviera hoy y lo pintara, este membrillo lo inmortalizaría.
¡Hasta mañana!..