Compadezco a la saltapared. Es un gracioso pajarillo que busca insectos en los resquicios de los adobes de las casas. Sin embargo, las mujeres del Potrero la espantan cuando llega, pues han oído una conseja según la cual si la saltapared llega a una casa es porque la mujer que en ella vive engaña a su marido.
¡Pobre saltapared! No tiene hermoso canto, ni su plumaje es bello, y todavía en su pobreza sufre persecución inicua. En ella veo la inocencia perseguida, y los absurdos efectos que la mentira causa.
Yo, que soy hombre justo y estoy por encima de la superstición del vulgo, quisiera recibir en mi casa a la saltapared. Pero...
¡Hasta mañana!...