Jean Cusset, ateo con excepción de las veces que escucha música de Mozart, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas, como siempre- y continuó:
-Los hombres deciden por votación el número de los planetas, y en sínodos teológicos determinan si el limbo existe o no. Pienso que Dios se ríe de ellos con la sonrisa suave del padre que contempla los pasos vacilantes del hijo que está aprendiendo a caminar. En el sendero del conocimiento el hombre apenas ha dado los primeros pasos.
Dio un nuevo sorbo a su martini y concluyó:
-Ante los misterios que hay en la infinitud del universo el hombre está en el limbo.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!..