Visité en su santuario a la Señora para llevarle mi amor de hijo. Ante ella estaba cuando vi algo que me conmovió. Llegó un hombre de edad madura con un bebé en los brazos. A su lado iba una muchacha joven. El hombre alzó al pequeño y lo mostró a la Virgen. Después de hacer una oración salieron.
Salí en seguida yo. En el atrio del templo bailaban los matachines su danza intemporal. Otra vez vi a la muchacha: llevaba al niño a que viera los danzantes coloridos. El hombre me reconoció, y entablamos una breve conversación.
-Soy viudo -me contó-. Vine con mi hija y su bebé. Ella es madre soltera. Un individuo la sedujo y la dejó. Vine a decirle a la Virgen que si mi nieto tiene dos mamás, que son Ella y mi hija, también tendrá un papá, pues eso seré yo para este niño.
Hay héroes del amor cuyo heroísmo nadie ve. En el santuario de la Morenita vi uno de esos heroísmos.
¡Hasta mañana!..