Antes yo tenía una sola Navidad.
Ahora tengo diez.
Llegan mis nietos a mi casa y sus ojos de luz se llenan con las luces de los foquillos en el árbol y con el colorido de las figuras de barro en el nacimiento mexicano.
Yo dejo que todo lo miren y que lo toquen todo. Ellos vienen y van entre las cosas navideñas que a lo largo del tiempo hemos juntado. Preguntan esto y lo otro, y yo invento respuestas para lo otro y para esto.
Un solo nieto basta para disipar la soledad. Si diez soledades tuviera yo -que no tengo ninguna- mis diez pequeños nietos acabarían con ellas, pues cada uno es el ángel que en la noche de la Natividad dijo a los hombres que había acabado ya su soledad.
Antes yo tenía una sola Navidad.
Diez navidades tengo ahora.
En este momento todos mis nietos están aquí, en la casa. Gloria a Dios en las alturas, y paz -ahorita que se vayan- a los hombres de buena voluntad.
¡Hasta mañana!..