L U N E S
Dice André Maurois que ?En las conversaciones entre hombre y mujer, el tono complaciente es usado sólo para poner una máscara a la intensidad del deseo. Diríase que, conscientes de la fuerza que les empuja y del peligro que les amenaza, se esfuerzan en proteger su reposo mediante la fingida indiferencia de las palabras. Entonces cualquier prueba de ingenio es alusión, cualquier frase, sondeo, cualquier cumplido caricia. Palabras y sentimientos se deslizan sobre dos planos superpuestos. El plano superior por el que circulan las palabras no puede ser interpretado sino como signo y símbolo del otro, en el que se mueven imágenes animales y confusas.
M A R T E S
Los enamorados creen siempre, y por error, que su amor ha nacido gracias al encuentro de un ser excepcional. La razón es más bien que el amor preexistente busca su objeto en el mundo y si no lo encuentra, lo crea.
La amada es siempre una creación espiritual sobre un débil soporte físico.
La mujer espera al hombre, dice Shaw, pero como la araña espera a la mosca.
La mujer exige del hombre ciertas atenciones, y una de las atenciones que exige es que llegado el caso se le pierda el respeto.
M I É R C O L E S
Nadie puede estar por encima de la lucha de clases, porque nadie puede situarse por encima de los hombres. La sociedad no tiene un portavoz común desde que está dividida en clases que se combaten. Y en esta sociedad el partido dominante, el que parece bueno e inmutable, es siempre el que maneja el dinero.
J U E V E S
Afirma Pirandello que nada es verdad. Ninguna cosa es verdadera por sí. Cada uno por su cuenta la considera como tal y se apropia de ella para llenar, como sea, su soledad y hacer consistir en algo, día a día, su vida.
Cuando vemos a otro que no hemos visto en mucho tiempo, no le vemos a él; vemos siempre a otro.
La única verdad podría ser ésta. Que no hay humor, que sólo hay humoristas. Como también se ha dicho que no hay enfermedades, que sólo hay enfermos.
V I E R N E S
En mis tiempos nunca se encontraba en sociedad nadie que trabajase para vivir; no estaba bien mirado.
La sociedad de fingir nos impulsa con frecuencia a realizar cosas más bellas que nosotros mismos.
El mundo se ha reído siempre de sus propias tragedias, como único medio de soportarlas.
Creo que Dios creó un mundo para cada hombre en particular, y es en este mundo que está dentro de nosotros, donde se debe procurar vivir.
S Á B A D O
Los ricos no quieren asombrarse de nada. Quieren reconocer al primer vistazo que dan a una bella obra el defecto que les dispensará de admirarla.
La admiración es para ellos un sentimiento vulgar.
Y D O M I N G O
Las mujeres son como las ciudades, que no termina uno de conocerlas nunca, porque se llenan de misterios y de secretos, y se cubren de velos y enredan sus calles. Precisa trato largo e íntimo y minucioso y tenaz para que, cuando menos confiamos, se nos manifiesten.