EFE
MADRID, ESPAÑA.- Un joven afectado por la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, cuyos padres aseguraron que tenía la variante humana del llamado “mal de las vacas locas”, falleció en Madrid, según informó ayer su familia, y se le practicará la autopsia para aclarar su patología.
A los restos mortales de Javier Monge se le practicará una autopsia limitada a la cavidad craneal para hacer una neuropatología del cerebro, lo que permitirá comprobar si se trata de Creutzfeldt-Jakob, confirmó ayer el jefe de la Unidad de Neuropatología Fundación Hospital de Alcorcón (Madrid), Alberto Rábano.
Según el especialista, es “muy poco probable” que se trate de la enfermedad de las “vacas locas” o Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) a causa del consumo de carne y consideró que “con mucha probabilidad” se trata de una Creutzfeldt-Jakob esporádica y espontánea, no hereditaria. Esta enfermedad esporádica, no relacionada con agentes externos, es un mal neurológico muy raro que afecta a gente joven, explicó Rábano.
Tras confirmar la muerte de su hijo, que se produjo ayer en un hospital de Madrid, los padres de Javier Monge informaron que para esclarecer la causa del fallecimiento han presentado una petición a la dirección del centro en la que solicitan que, aparte de realizar la necropsia, se extraiga una muestra de tejido nervioso y se conserve en nitrógeno fresco líquido.
Los padres de Monge insisten en que su hijo padecía la variante humana del “mal de las vacas locas”. Javier Monge vivió durante más de un año en el Reino Unido a finales de los años 90 e ingresó en mayo de 2000 en un hospital de Madrid con trastornos neurológicos, donde fue sometido a diversas pruebas para diagnosticar su enfermedad.
Sin embargo, las pruebas no pudieron despejar las dudas y sólo su necropsia podría aclarar el origen de la enfermedad. Fue dado de alta meses después de su ingreso, ante la imposibilidad de recibir tratamiento alguno, y desde entonces permaneció en su casa en estado “vegetal”, según sus padres.