EFE
BAGDAD, IRAK.- Cerca de un centenar personas -la mayoría iraquíes y algunos extranjeros- perdieron la vida y decenas resultaron heridos ayer en dos atentados perpetrados por suicidas en la ciudad santa shii de Kerbala y en Ramadi, bastión insurgente, en la jornada más cruenta en meses en Irak.
La primera masacre fue obra de un adolescente que se confundió con la multitud de peregrinos, iraquíes y extranjeros, que en estos días visitan los santuarios de Kerbala, la segunda urbe más importante del shiismo, y mató a 49 personas e hirió a más de 85.
Según relató la Policía, el joven llevaba adosados al cuerpo alrededor de ocho kilogramos de Trinitrotolueno (TNT), un potente explosivo combinados con metralla y bombas de mano entre la ropa.
?Los artificieros encontraron restos de explosivo sin detonar y bolas de metal y tornillos en la chaqueta y el pantalón de uno de los cadáveres?, explicó el coronel de la Policía local, Razaq al Tai.
En la temprana hora del ataque, las 10.15 hora local (07.15 Tiempo del Meridiano de Greenwich GMT, por sus siglas en inglés), cientos de hombres, mujeres y niños, llegados de las provincias del sur de Irak pero también de Irán, Pakistán o India paseaban confiados entre las doradas cúpulas de las mezquitas de los imanes Abás y Husein, en pleno centro de Kerbala. ?Algunas víctimas son extranjeras que se encontraban de visita en la ciudad? para pasar la fiesta del Sacrificio, prevista para la próxima semana, subrayó Al Tai.
El director del Hospital general de la ciudad, Falah al Hasnawi precisó ayer, que ?muchos de los cadáveres que hemos recibido pertenecen a mujeres y a niños, algunos de muy corta edad. Entre los heridos, hay unos quince casos críticos, por lo que no se descarta que la cifra de muertos aumente?. Este es el primer atentado cruento con coche que sufre Kerbala desde diciembre de 2004.
ATENTADO KAMIKAZE
Casi a la misma hora del atentado de ayer en Kerbala, pero a unos 150 kilómetros al noroeste de esa ciudad, otros dos kamikazes al volante de sendos vehículos cargados con explosivos perpetraron una masacre similar en un cuartel de la ciudad de Ramadi, uno de los principales feudos de la insurgencia en Irak.
Los suicidas segaron la vida de cerca de cincuenta personas al hacer estallar los automóviles junto a una fila de reclutas que esperaban pasar un examen de ingreso en las nuevas Fuerzas de Seguridad iraquíes.
La mayoría de ellos, jóvenes shiies que buscaban un trabajo para sobrevivir en las destruidas sociedad y economía iraquí.
?Son más de 50 los muertos. Es una auténtica masacre que no podemos asumir?, dijo con desesperación un responsable del hospital de Ramadi.