Crónica del vagón de la muerte
El título suena a una película de los hermanos Almada, sin embargo, es una escalofriante historia verdadera de pobreza, desesperación y dolor de nuestros connacionales y tan cierta es que mientras usted lee estas líneas dos paisanos están intentando pasar al lado americano.
Como una paradoja nacional el día diez de mayo de 2003, el día de las madres, cuando en México miles de hogares se regocijan junto a su progenitora, sin embargo, esa noche en muchos hogares la plegaria de estas abnegadas madres mexicanas era por sus hijos que, al garete en la frontera del norte, esa noche como delincuentes son pasados en neumáticos inflados por el río Grande (Bravo); 35 mexicanos hombres y mujeres, para esto con anterioridad ya tenían los coyotes algunos centroamericanos y más paisanos contactados en Reynosa y Matamoros, Tamaulipas.
Mientras se completa el viaje son hospedados por unos días en casas de seguridad y hoteles de esas localidades.
Unas horas antes de partir se hace el cobro inicial.
Mayo 13: por la noche cruza el Bravo el resto del contingente de un total de 73 personas, de las 74, sólo Alexis, una nenita de dos años, es pasada por la traficante Emma Sapata por la garita, es decir por el puente para después unirse al grupo en otra casa de seguridad en las orillas de Brownsville ya en el lado americano.
Noche calurosa la del 13 de mayo cuando son llevados los 74 hombres y mujeres a Harlingen el sitio donde abordaron el tráiler. Antes el coyote Víctor Rodríguez pide adelantos a las familias de Houston, dice que son dos mil dólares en camión y mil quinientos si el viaje se hace a pie.
Las negociaciones de los coyotes ahora se hacen con el conductor del tráiler Tyrone Willams, un chofer de color quien aceptó por siete mil quinientos dólares hacer el traslado.
El tráiler comienza el recorrido con su carga de condenados escoltado por dos coches, en uno viaja la jefa de toda esta mafia Karla Chávez, junto al coyote Abelardo Flores; en el otro coche van Chris y Frank.
Al llegar a la garita de Sarita, Texas, unos integrantes ya golpeaban las paredes del tráiler, la sofocación era insoportable y según expertos el calor interno en la caja podía estar a más de 50 grados Centígrados.
Robstown Texas: según el plan original los indocumentados se bajarían del vagón en esa localidad, sin embargo, Karla y Abelardo deciden que el tráiler siga hasta Houston.
Entre Sarita y Victoria el vagón de la muerte hizo la segunda parada en un lugar no identificado con la ingrata carga en cuyo interior la sofocación era inminente. El tráiler continúa por la carretera 77, el viaje se prolonga, las llantas consumen millas, el calor en el interior también consume y apaga las miserables vidas entre la falta de agua, la ausencia de ventilación, la hipertemia, la sofocación y por lógica la asfixia, la única fuente de aire que tenían los indocumentados era de dos orificios minúsculos que hicieron ellos mismos en donde iban colocadas las luces laterales de la caja del camión.
Última parada: por la madrugada del día 14 de mayo, el tráiler se detiene en una estación de gasolina cerca de Victoria, Texas; Tyrone el chofer del camión compra agua en la tienda y les pasa algunas botellas por los orificios a los indocumentados, el hombre de color se asusta por los gritos que sofocados se escuchan y desengancha el tractocamión del vagón (remolque), no sin antes abrir la caja de éste, algunos indocumentados salen corriendo tratando de huir y tragando aire como los peces fuera del agua.
El chofer huye hacia Houston llevando en la cabina a Fátima Holloway; 17 indocumentados perdieron la vida en ese viaje, cuatro son hospitalizados de los cuales dos mueren dos días después; 53 son arrestados, y al ser revisados se les brinda atención, agua y alimentos.
Los muertos quedaron apilados en el centro del remolque y debajo de los cuerpos estaba un niño de cinco años y su padre abrazados.
Según el sheriff del condado, Oswald Sitwell el cuadro dantesco dentro de la caja lo dejó perplejo a pesar de haber visto muchos casos, ya que él fue excombatiente en Vietnam.
Más allá de que los coyotes implicados -en su mayoría- fueron arrestados como son Emma Sapata, Víctor Rodríguez, Rosa Serrato madre de Antonio y Ramiro de los mismos apellidos que son detenidos en San Luis Potosí, a la jefa de esta gavilla Karla Chávez y su novio Freddy García los arrestaron en Honduras, el chofer del tráiler fue liberado de cargos a pesar de haber sido arrestado en Houston unas horas después de abandonar el tractocamión.
Otros esperan sentencia -que puede inclusive ser hasta cadena perpetua-, sin embargo, esto no ha parado y sólo significa para nuestras autoridades miopes una parte de las gráficas y estadísticas, sobre todo para el canciller Luis Ernesto Derbez y recuas que le acompañan en su tibia protesta contra estos actos, consecuencia de una Administración desigual.
Y mientras nuestras autoridades no se levanten de la cama de la burocracia y tomen en serio la responsabilidad de lo que es la política migratoria, nada se puede esperar en ningún rubro.
Y menos mientras nuestros políticos de todos los partidos y todos los colores no acepten la responsabilidad de solucionar los grandes problemas nacionales, nuestros compatriotas seguirán muriendo en esas condiciones infrahumanas.
Lo que pasó en Victoria, Texas, en mayo de 2003 en vez de ser tomado como un acto reprobable, debe ser, sin duda, una vergüenza para nuestro país tan lleno de recursos y tan falto de hombres con pensamientos liberales como alguna vez lo tuvo un indio de nombre Benito Juárez García.
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