Violencia| Horas después de la ejecución ya habían muerto al menos 46 personas y más de 80 estaban heridas tras dos atentados con explosivos en Irak.
BAGDAD.- Saddam Hussein, uno de los dictadores más crueles del mundo, se resistió brevemente después que los militares estadounidenses lo entregaron a los guardias iraquíes. Pero al acercarse sus últimos momentos, se tranquilizó. Vestido con saco y pantalones negros, apretó entre sus manos un Corán mientras era llevado hacia la horca, y en su último acto de despecho se negó a que le pusieran una capucha en su cabeza.
Después de un cuarto de siglo de implacable brutalidad que mató a miles de personas y condujo a Irak a guerras contra Estados Unidos e Irán, Saddam fue ejecutado antes del amanecer el sábado.
La televisión iraquí difundió lo que dijo era el cadáver de Saddam Hussein después de la ejecución el sábado.
Las imágenes mostraron al hombre identificado como Saddam que yacía en una camilla cubierto con un manto blanco. La cabeza estaba descubierta y el cuello estaba girado en un ángulo pronunciado. El cuello y el manto tenían lo que parecían manchas de sangre.
Los ojos estaban cerrados.
Las escenas fueron transmitidas por las estaciones de Massar y Biladi, que están afiliadas al partido Dawa del primer ministro Nuri al-Maliki.
Poco antes, la televisión estatal de Irak presentó escenas grabadas de los momentos en que guardias con pasamontañas colocaban una soga anudada para la horca en el cuello del depuesto gobernante iraquí.
Las imágenes mostraron también cuando los guardias colocaron un trozo de tela negra en el cuello de Hussein mientras éste se acercaba a la horca.
Poco antes de la ejecución, le preguntaron a Saddam si quería decir algo.
"No, no quiero", expresó Saddam, según al-Askari, que estuvo presente en la ejecución. Saddam repitió una plegaria después que un clérigo suní que también estaba en ese momento.
"Saddam fue posteriormente llevado a la horca y se negó a que le cubrieran su cabeza con una capucha", manifestó al-Askari. "Antes de que le colocaran la soga alrededor del cuello, Saddam gritó: 'Dios es grande. La nación saldrá victoriosa y Palestina es árabe"'.
El ex presidente iraquí fue capturado en un refugio subterráneo cercano a la población el 13 de diciembre del 2003, ocho meses después de que huyó de Bagdad ante la llegada de las fuerzas extranjeras.
El presidente George W. Bush dijo que la ejecución de Hussein marca el "fin de un año difícil para el pueblo iraquí y para nuestros soldados" y señaló que la muerte del ex gobernante iraquí no detendrá la violencia en Irak.
La ejecución sucedió en el mes del año que ha resultado ser el más letal para las fuerzas armadas de Estados Unidos. El total de muertes en diciembre suma ya 108.
Pero "es un hito importante en el curso de Irak para convertirse en una democracia que pueda gobernar, sostenerse y defenderse por sí misma, y ser una aliada en la guerra contra el terrorismo", expresó Bush en un comunicado la noche del viernes emitido en su rancho de Texas.
Alegría y rechazo
Sus enemigos se regocijaron, sus defensores lo proclamaron mártir, y otros analizaron el impacto que tendrá en Irak la ejecución de Saddam Hussein.
Los kuwaitíes e iraníes aplaudieron la muerte del ex líder iraquí que condujo las guerras contra sus países.
"Este es el mejor regalo del Eid para la humanidad", expresó Saad bin Tafla al-Ajmi, ex ministro de información de Kuwait, refiriéndose a Eid al-Adha, la festividad más importante del calendario islámico, que comenzó el sábado para los suníes.
Al-Ajmi dirige un comité estatal que busca a 605 personas desaparecidas durante los siete meses que Saddam ocupó Kuwait, a partir de 1990. Dijo que las familias de los desaparecidos estaban "extasiados".
"Este es el castigo justo para quien ejecutó a nuestros hijos sin juicios", sostuvo.
En Irán, que se enfrentó con Irak en una guerra de ocho años que mató a cientos de miles de personas de ambas partes después de la invasión de Saddam en 1980, la mayoría de la gente creía que el ex presidente iraquí había obtenido lo que merecía.
"La muerte era el castigo más leve para Saddam", manifestó Hasan Mohebi, vendedor de frutas en Teherán. "Destruyó las vidas de millones de personas en la región".
Para la estudiante universitaria Sare Naghavi, la muerte de Saddam llegó demasiado rápido.
Aunque no hubo comentarios oficiales de los líderes árabes, el gobierno del líder libio Moammar Gadhafi anunció un luto oficial de tres días y canceló todas las celebraciones del Eid.
El gobierno de Yemen, en tanto, pidió hasta último momento que fuera suspendida la ejecución, enviándole cartas al presidente estadounidense George W. Bush y a su colega iraquí Jalal Talabani.