Anousha Ansari será la primera mujer turista espacial, ya que fue seleccionada para viajar con "Soyuz" a la Estación Espacial Internacional en las próximas semanas.
EFE
Washington.- Este verano, la multimillonaria Anousha Ansari cambiará el bikini por un casco, la crema solar por un tanque de oxígeno y el caviar por comida liofilizada, pero seguro que no le importa con tal de convertirse en la primera mujer turista espacial.
Por si fuese poco, estas vacaciones se tratan de un verdadero "last minute" como los que ofrecen las aerolíneas convencionales, puesto que Ansari fue seleccionada a última hora para viajar con la aeronave rusa "Soyuz" a la Estación Espacial Internacional (EEI).
La Agencia Espacial Rusa descartó hace apenas una semana al japonés Daisuke Enomoto por razones médicas que no han sido explicadas.
Ahora bien, el paseo por las estrellas no resultará ninguna ganga para las bolsillos de la adinerada Ansari, nacida en Irán y nacionalizada estadounidense.
Aunque no ha podido, por contrato, revelar el dinero que pagará a los rusos, la millonaria sugirió que ronda los 20 millones de dólares que desembolsaron sus predecesores como turistas espaciales, Dennis Tito y Gregoy Olsen.
Si se cumple el calendario fijado, Ansari partirá el próximo 18 de septiembre rumbo a las estrellas, como soñaba de pequeña cuando miraba el cielo desde la terraza de su hogar familiar en Teherán.
La cosmonauta ocasional -39 años, guapa y rica- confesó emocionada a la prensa que siempre ha vivido en las nubes.
"Pasaba horas y horas mirando a las estrellas y preguntándome qué habría allá. A veces me preguntaba si tal vez había otra chica como yo en otro planeta mirando las estrellas y pensando en las mismas cosas", dijo.
A su afición por las estrellas, Ansari añadió desde muy niña la fascinación por las películas de ciencia ficción de "Star Trek".
Pero para alcanzar su sueño, la turista espacial primero emigró a Estados Unidos hace 22 años, adonde llegó sin saber una palabra de inglés.
No obstante, estudió y llegó a hacer un máster en Ingeniería Electrónica en la Universidad George Washington, en la capital de EU.
Su vida es una de esas historias de éxito que tanto gustan en este país, y más si se tiene en cuenta que la protagonista es una iraní asentada en EU junto a su marido, Hamid Ansari, pero a la vez orgullosa de sus orígenes.
Cuando las relaciones entre su país natal y su país de adopción son más tensas que nunca a causa de los planes nucleares iraníes, Ansari llevará en su traje espacial las dos banderas.
"Espero encarnar una imagen diferente de la mujer iraní. Podré ayudar a abrir la mente de la gente a la posibilidad de que los iraníes no somos todos terroristas", dijo.
Ansari, que se considera una "musulmana liberal", levantó con su marido la empresa de "software" Telecom Technologies, que después vendió por 500 millones de dólares, en Texas, donde reside en la actualidad.
En la misión contará con la ayuda del astronauta estadounidense de origen español Michael López-Alegría y el cosmonauta ruso Mijaíl Tiurin, que integran la décimo cuarta expedición permanente a la plataforma orbital.
A Ansari tan sólo le han pedido una cosa, "que no rompa nada", aunque tampoco se han prodigado en detalles de comodidad con su invitada.
Su único lujo a lo largo de los dos días de viaje hasta la estación espacial será un cuarto de baño adaptado para las necesidades de una mujer.
A cambio deberá soportar los rigores de una expedición espacial, entre ellos, el movimiento centrífugo que se experimenta en el despegue.
"Algunos se ponen enfermos cuando eso sucede. Yo soy una de esos. Pero en realidad lo disfruto", explicó con una sonrisa.
Cuando Ansari regrese de sus vacaciones, tendrá que explicar a todo el mundo cómo se siente uno al tomar en verano, no el Sol, sino la Tierra por unos días.
