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Nada nos detendrá para cruzar: migrantes

A ilegales no les importa que EU vaya a poner un muro en la frontera, porque están convencidos de ir en busca de un trabajo que les permita tener una vida mejor, aún cuando el precio sea la vida misma.

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Nuevo Laredo, Tamps.- Migrantes mexicanos y centroamericanos advierten que pese al muro en la frontera entre México y Estados Unidos, seguirán intentando cruzar el río Bravo, aún a costa de sus vidas.

Recargado en un muro en una calle aledaña a la plaza principal, José Luis Estrella González de 57 años, originario de Querétaro, espera pacientemente contactar a un "pollero" que lo lleve a Estados Unidos.

Con su ropa ya gastada, tiene como meta trabajar en Estados Unidos para juntar dinero y regresar con su familia, pero la empresa es más que difícil y en unos meses será casi imposible, sabe que ha iniciado una cuenta regresiva.

"O lo hago ahora, o después, cuando hayan construido el muro, no podré hacerlo", asegura con cierto apuro Estrella González, quien se ha reunido con varios migrantes mexicanos porque en grupo corren menos peligro de ser asaltados.

Indicó que esta no es la primera vez que cruza la frontera en forma ilegal, la otra, mencionó, "me agarró migración en Texas cuando crucé el río solo".

"Mis intenciones fueron de traer unos pocos dólares por que yo veo mucha gente que regresa con unas trocas del año y la ambición, pero me tocó la mala suerte de que me agarró la migra: voy hacer el intento otra vez" afirma, mientras mira de un lado a otro para ubicar a un "pollero".

Con mayor determinación, Carla Paola García, de 17 años y originaria de Honduras, afirmó, "aunque pongan el muro yo seguiré intentando porque tengo familia en Estados Unidos".

"Me vine para Nuevo Laredo para cruzar el río y para estabilizarme económicamente, es la primera vez que lo hago", refirió la joven, quien está determinada a cruzar pese a lo que digan o construyan las autoridades norteamericanas.

"Aparte también me vine por curiosidad, en mi país es muy grave la situación, a veces ni llegaba a comer uno porque todo está muy caro y me vine en tren con mi hermano, pero seguiré y seguiré intentando hasta que cruce, a ver quién se cansa más si los gringos de agarrarme o yo de regresarme", remarcó.

A pesar de la determinación mostrada, las condiciones para cruzar la frontera son cada vez más difíciles, y las probabilidades corren en contra de la vida de los migrantes, que por ahora no tienen idea de cómo harán para cruzar cuando exista un muro.

El sacerdote Francisco Pellizari, director de la Casa del Migrante de Nuevo Laredo, consideró que el muro es un error histórico que se está cometiendo, debido a que no se detendrá el cruce de los indocumentados.

"Esta propuesta es sólo política, es una demostración de fuerza en vista de las elecciones que Estados Unidos tiene en noviembre. Yo creo que esta es una pantalla, no es solución porque la historia lo dice, los muros en otros continentes no han detenido el flujo migratorio si no que lo han empeorado", expresó.

Una pequeña solución a lo que es el fenómeno migratorio, reflexiona, podría haber sido reglamentar y tratar de dar una respuesta a la migración, ofreciendo un trabajo a los indocumentados.

La reforma migratoria todavía no se ve clara, insiste, pero por otra parte reconoce que gran parte del problema nace de un malestar por la insuficiencia económica de los países latinoamericanos.

"Creemos realmente que el muro, si es que se va a implementar, va a causar muchas muertes y mucho sufrimiento de parte de los migrantes, porque ya sufren mucho para poder llegar en donde están ahora, y ésto va a empeorar la situación" puntualizó.

Pellizari dijo que en época política en Estados Unidos se ve al fenómeno de la migración como la causa de todos los males, se convierte en "chivo expiatorio" y explicación de todos los problemas económicos y sociales en ese país.

"Ojalá la opinión pública norteamericana despertara y tuviera una conciencia crítica un poquito más fuerte y darse cuenta de que el muro será un gasto enorme, el cual también va a costar muchas vidas humanas" insistió.

Recordó que fue en 1994 cuando comenzaron los muros con el operativo guardián, muros virtuales y muros físicos, y lo que aumentó fueron las muertes, las violaciones a los derechos humanos y los costos para cruzar; se llegó a más de cuatro mil muertes en estos últimos 12 años por esta zona, según estima.

"Han aumentado los costos y la cantidad de pateros falsos y no verídicos que los dejan en el camino, han aumentado también los engaños, entonces la preocupación del migrante es de encontrar alguien que verdaderamente responda a lo que ellos van pagando" señala.

La casa del migrante ha mantenido el flujo de indocumentados igual que el año pasado, en donde 11 mil 470 personas fueron atendidas; en este año van siete mil 580 migrantes.

Comentó que 95 por ciento de los migrantes que intentan cruzar a Estados Unidos por esta frontera son hombres y cinco por ciento mujeres que varían entre 18 y 35 años.

"La mayoría son jóvenes que están en la etapa laboral, los cuales son más provechosos, y las mujeres son muy pocas, aunque se diga que el fenómeno de migración se está feminizando, no hay un número mucho más alto de mujeres", especificó.

Pero las advertencias de peligro son lo que menos escuchan los migrantes, su determinación es tal que están dispuestos a pagar el precio que sea, así sea la vida.

Saben que con la construcción del muro va a ser más difícil, por que lo que buscan tener contacto con alguien que los puedan guiar por el camino ante las nuevas circunstancias, cueste lo que cueste.

Fernando Luna, migrante de 50 años, quien viene desde Nicaragua, señaló que llegó a México con la intención de cruzar a Estados Unidos. Lo ha intentado tres veces, y en las tres ocasiones terminó deportado por las autoridades norteamericanas.

"Voy a seguir intentando porque yo creo que ese muro va ser de en balde, por que el humano nació para la tierra y uno tiene que vivir donde uno quiera", subraya con vocación migrante y aferrándose a su sueño.

"Estoy dispuesto a arriesgarme, porque nadie puede parar al hombre, me vine de mi país por problemas de política y economía, allá tengo mi esposa y mis hijos", manifestó.

Actualmente los "pateros" -como también se llama a los traficantes de indocumentados en esta frontera- cobran por cruzar a los migrantes entre 300 y tres mil dólares, dependiendo hasta dónde quieren llegar y a través de qué medio, según comentan quienes los han buscado.

Pero los indocumentados ya temen que si el muro se construye, lo "pateros" pedirán cada vez más dinero, una vez que encuentren la forma de vulnerar la barrera que se propone instalar el gobierno norteamericano.

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